El Banco Central de Chile publicó hoy el Informe
de Estabilidad Financiera (IEF) del primer semestre de 2023. Este documento
entrega la visión del Consejo del Instituto Emisor respecto de los principales
riesgos, vulnerabilidades y mitigadores para la estabilidad financiera en el
país.
El
informe señala que las condiciones financieras se han deteriorado a nivel
global, respecto del informe anterior, con un grado de incertidumbre sobre su
evolución futura que es superior a lo habitual. Tras un largo periodo de bajas
tasas y amplia liquidez, el ajuste monetario reveló vulnerabilidades en la
banca de ciertas economías desarrolladas.
Desde
marzo se han producido episodios de tensión en la banca de EE.UU., los que
dejaron de manifiesto debilidades en la regulación y la supervisión, así como
problemas en la gestión de riesgos de las entidades afectadas.
Si
bien la reacción de las autoridades ha contenido dichas turbulencias, persisten
dudas en el mercado respecto de la evolución del sistema financiero en las
economías desarrolladas, lo que se refleja en una elevada volatilidad,
condiciones crediticias más restrictivas y precios de activos que no han
revertido del todo las caídas del inicio de estos episodios.
Esto
se da mientras la Reserva Federal y el Banco Central Europeo han seguido con
sus procesos de ajuste monetario. En particular, en EE. UU. se han dado señales
de una eventual pausa, mientras que en Europa se ha indicado que aún deben
realizarse alzas.
Según
explica el documento, el mercado financiero local no se ha visto especialmente
afectado por estas turbulencias externas. Desde el Informe anterior, las tasas
de interés soberanas cayeron en torno a 120 y 60 pb para bonos en pesos y UF,
respectivamente, manteniéndose en torno a sus promedios históricos.
Además,
se observó una disminución del spread soberano. En el mismo período, los
premios por riesgo corporativo y bancario aumentaron entre 5 y 30 pb.
El
IEF da cuenta que la incertidumbre local se redujo de manera importante desde
el Informe anterior, ubicándose algo por sobre su promedio histórico. Por su
parte, la volatilidad de las tasas de interés soberanas de largo plazo tuvo un
incremento acotado. Desde principios de año se han sostenido emisiones de
bonos bancarios, mientras que en abril las emisiones corporativas presentaron una
incipiente recuperación.
En
este contexto, los fondos de pensiones han sido los principales demandantes de
estas emisiones, mientras que los fondos mutuos han aumentado la liquidez de
sus carteras.
Con
todo, el Informe da cuenta que diversos indicadores de profundidad del mercado
de capitales local han disminuido en los últimos dos años, tanto los que miden
liquidez como tamaño de mercado.
Los
indicadores de tamaño de mercado dan cuenta de una reducción en algunos
mercados que han funcionado en el pasado como buffers frente a fluctuaciones y
shocks externos, como los activos en fondos de pensiones. Estos se redujeron
desde poco más de 80% del PIB hacia fines de 2019 a 56% del PIB en lo más
reciente. Lo mismo ocurre en las posiciones de compra y venta totales en el
mercado de derivados del mercado cambiario formal.
Situación financiera en hogares y empresas.
El
endeudamiento e impago bancario de las empresas se encuentra en niveles
prepandemia. Al
cierre de 2022, el descalce cambiario en las grandes empresas seguía acotado,
mientras su posición financiera en general se normalizaba hacia niveles de
2019.
El
IEF agrega que, en los últimos meses, el crédito comercial ha seguido mostrando
caídas en su variación anual, mientras el impago se ha mantenido en alza. El
aumento de impago sigue centrado en los sectores comercio, construcción e
inmobiliario; las empresas de menor tamaño y las que optaron por la
reprogramación de deudas y/o créditos FOGAPE.
Se destaca que continúa la debilidad del
sector construcción e inmobiliario, que enfrenta un mercado menos dinámico y
mayores restricciones de financiamiento, tanto a proyectos inmobiliarios como a
créditos hipotecarios.
En
los últimos dos años la posición financiera de los hogares se deterioró, con
una significativa reducción del ahorro hasta niveles de -0,7% del PIB.
Como
da cuenta el capítulo temático de este Informe dedicado a la situación de los
hogares, las medidas de apoyo económico implementadas durante la pandemia,
tanto por su naturaleza como por su magnitud, generaron un aumento transitorio
y sin precedentes de la liquidez de los hogares.
Esto
impulsó el consumo agregado y disminuyó temporalmente la deuda y el impago de
las personas. Sin embargo, los desequilibrios generados por el aumento abrupto
y duradero del consumo agregado han sido significativos.
Uno
de ellos ha sido la elevada y persistente inflación. También se redujo la
riqueza financiera neta de los hogares hasta 120% del PIB, al cierre del 2022,
llevándola a un nivel como el de una década atrás.
Los
retiros previsionales –que totalizaron 18% del PIB y representaron
aproximadamente dos tercios del aumento de la liquidez– no solo tuvieron un
efecto adverso en los ahorros de los hogares, sino que además elevaron el costo
de financiamiento de largo plazo y redujeron la capacidad del sistema
financiero para amortiguar shocks.
El
crédito a personas sigue desacelerándose. Respecto del año anterior, en abril
la deuda de consumo cayó en términos reales, mientras que la hipotecaria
exhibía un crecimiento moderado. La situación financiera de las personas de
menores ingresos se ha vuelto más estrecha, con una mayor carga financiera,
producto del mayor uso de líneas y tarjetas de crédito, en un contexto de
mayores tasas. Esto se ha traducido en un aumento más pronunciado de su impago
en consumo, el que se ha concentrado precisamente en deudas rotativas. Por su
parte, los hogares de mayores ingresos mantienen más liquidez y han aumentado
su deuda hipotecaria, aumentando su impago en menor magnitud.
Situación del endeudamiento fiscal
El
IEF destaca la reciente estabilización del endeudamiento soberano, Esto se
produjo tras una década de incremento sostenido, donde la deuda soberana pasó
de 12 a 38% del PIB.
De
acuerdo con las proyecciones del último Informe de las Finanzas Públicas, a
fines de 2027 la deuda pública se ubicará en torno a 41% del PIB. Pese a ello,
el espacio para enfrentar nuevos shocks adversos se ha estrechado.
Mantener
la consolidación fiscal es fundamental para mitigar futuros shocks sin superar
el nivel prudente de deuda. Una trayectoria sostenible de endeudamiento, mejora
la percepción de riesgo de los inversionistas y con ello, reduce el costo de
financiamiento para el resto de los agentes en la economía.
Situación de la banca
El
IEF da cuenta de la solidez de la banca local. Los resultados de las pruebas de
tensión muestran que el sistema se encuentra en una posición adecuada de
solvencia y liquidez para enfrentar la materialización de escenarios
tensionados. No obstante, al igual que el resto de los agentes de la economía,
es importante que continue fortaleciendo sus capacidades para enfrentar nuevos
eventos adversos,
Las
recientes disrupciones en la banca internacional relevan la importancia de
contar con un marco de regulación y supervisión robusto, que sea adecuadamente
implementado.
Destaca
que el marco vigente, para la industria bancaria chilena en su conjunto, tiene
plenamente activos los componentes más relevantes de Basilea III tanto para
liquidez como solvencia. La implementación de este nuevo esquema se inició en
2020 y se encontrará finalizado en 2025. La CMF y el Banco mantienen una
estrecha coordinación para realizar pruebas de tensión al sistema bancario.
Asimismo, estas instituciones cuentan con un conjunto amplio de herramientas y
atribuciones legales para prevenir y enfrentar situaciones críticas.
Agenda de Política Financiera
El documento,
estima que la agenda de regulación incorpora nuevas iniciativas tendientes a
fortalecer el sistema financiero chileno. En lo que se refiere a las atribuciones
del Banco Central, esta considera elementos que permitirán habilitar esquemas
de securitización retenida, contribuyendo a ampliar la disponibilidad de
instrumentos financieros de alta calidad.
También
se publicará una actualización de la regulación para operadores o adquirentes
de tarjetas de pago, incorporando la posibilidad de desarrollar nuevos modelos
de negocio. En paralelo, continúa la implementación de iniciativas ya emitidas,
referentes a nuevas infraestructuras de mercado y modernización cambiaria.
En
materia legislativa, destaca el proyecto de ley que fortalece la resiliencia
del sistema financiero –recientemente ingresado al Congreso– que complementa el
conjunto de herramientas para enfrentar episodios de tensión.
Asimismo,
se aprobó en primer trámite el proyecto de ley de deuda consolidada, que
mejorará la gestión de riesgo de crédito de los intermediarios financieros y la
capacidad de monitoreo de las autoridades financieras. Además, la CMF y el
Banco Central, en coordinación con el Ministerio de Hacienda, están
perfeccionando el marco de resolución bancaria. Por último, se espera que en el
corto plazo se reactive la discusión sobre la adopción de un esquema de
supervisión basado en riesgos para la industria de seguros, sector que juega un
rol clave en la economía local.
Principales Riesgos
El
IEF explica que un empeoramiento del escenario macrofinanciero global podría
generar episodios de alta volatilidad, reducir la liquidez y gatillar salida de
capitales desde emergentes, deteriorando las condiciones financieras.
En
los países desarrollados, persiste la incertidumbre en torno a la magnitud y
extensión de vulnerabilidades latentes en el sector financiero, tanto bancario
como no bancario. Esto, se da en un contexto donde los bancos centrales
enfrentan elevada persistencia inflacionaria la cual, podría requerir mantener
un tono contractivo de política monetaria por más tiempo que lo esperado.
Sostiene
que, a nivel local, es fundamental continuar con el proceso de ajuste de los
desequilibrios macroeconómicos acumulados en los últimos años, recomponiendo la
capacidad para enfrentar nuevos shocks.
En
su tránsito por la pandemia, los distintos agentes en la economía chilena
hicieron uso de sus ahorros y aumentaron su endeudamiento para enfrentar la
mayor crisis de los últimos tiempos. Como se ha destacado en Informes
anteriores, es crucial recomponer dichas capacidades, toda vez que permitirán
enfrentar de mejor manera potenciales nuevos eventos adversos.
Destaca
que hacia adelante es fundamental priorizar iniciativas que fomenten el ahorro.
Además, se deben evitar medidas que afecten el normal funcionamiento del
sistema financiero, que eleven la incertidumbre y el costo de financiamiento, o
que reduzcan su capacidad para amortiguar shocks negativos.
Decisión
de Activación del Requerimiento de Capital Contracíclico
En
la Reunión de Política Financiera del primer semestre de 2023, el Consejo del
Banco Central de Chile acordó activar el Requerimiento de Capital Contracíclico
(RCC) para la banca por una magnitud de 0,5% de los activos ponderados por
riesgo, con plazo de un año para su implementación.
El
RCC es un requerimiento de carácter macroprudencial y consiste, en la
acumulación de un colchón de capital para que esté disponible a ser liberado
frente a escenarios de estrés severos, con lo cual se mitiga que el ciclo se
profundice a través de una contracción procíclica del crédito.
El
Consejo ha activado el RCC como una medida precautoria ante la mayor
incertidumbre externa (Capítulo I). No obstante que el escenario macroeconómico
ha evolucionado en línea con lo previsto, no se puede descartar completamente
el riesgo de ocurrencia de un shock externo severo. Aunque su probabilidad es
baja, su impacto negativo en la economía sería significativo.
En
dicha circunstancia, la liberación del RCC previamente constituido ayudará a
mitigar los impactos respecto de la evolución del crédito a hogares y empresas
(Capítulo II).
El
Consejo estima que, considerando el actual nivel de capitalización, las
holguras disponibles de la banca (Capítulo III), el nivel de cargo de RCC y el
plazo definido para enterarlo, su activación tendrá efectos acotados y
transitorios en la evolución del crédito (Capítulo IV).
Además,
la implementación del RCC se enmarca en un contexto donde es necesario que
todos los actores de la economía sigan recomponiendo sus capacidades para
enfrentar posibles eventos adversos. La definición del nivel y plazo del RCC
cuenta con el informe previo favorable de la Comisión para el Mercado
Financiero.