En una publicación conjunta, los
organismos proyectan, por ejemplo, que la transición hacia la sostenibilidad energética
crearía más de un millón de empleos en América Latina y el Caribe hacia 2030.
América Latina y el Caribe es la región
más biodiversa del mundo, pero está perdiendo su riqueza natural con el
deterioro ambiental que provoca el actual estilo de desarrollo. De allí que
resulta urgente una transición hacia un modelo más sostenible tanto desde el
punto de vista medioambiental como laboral, lo que permitiría acceder a nuevas
oportunidades y mejoras en el empleo, señalan la CEPAL y la OIT en una nueva
publicación conjunta.
En la edición N⁰ 19 de Coyuntura Laboral
en América Latina y el Caribe (octubre 2018), la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) abordan cómo la urgentemente necesaria sostenibilidad ambiental, en
especial la descarbonización del sector energético y la economía circular,
puede afectar el mundo del empleo y los desafíos que esta situación presenta.
Por ejemplo, los organismos de las
Naciones Unidas proyectan que la transición hacia la sostenibilidad energética
crearía más de un millón de empleos en América Latina y el Caribe hacia 2030.
De igual manera, la evolución hacia una economía circular -en la que se mejora
la eficiencia y la vida útil de los materiales al promover la durabilidad y la
capacidad de reparación, remanufactura, reutilización y reciclaje- generaría
4,8 millones de empleos netos en 2030, ya que la creación de empleo en sectores
de reprocesamiento de acero, aluminio, madera y otros metales compensará con
creces las pérdidas asociadas a la extracción de minerales y otras materias.
Sin embargo, las transiciones
medioambientales también conllevan desafíos para el mundo laboral y necesidades
para el desarrollo de las competencias adecuadas de la mano de obra, advierten
CEPAL y OIT.
“Para lograr una transición con capacidad
para crear empleo decente y que sea justa para todos, es clave la
complementariedad de las políticas. Las políticas que apunten hacia la
sostenibilidad medioambiental deben ir acompañadas de marcos jurídicos
integrados y de políticas de protección social, de desarrollo de competencias y
de igualdad de género, que promuevan el diálogo social”, señalan Alicia
Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, y José Manuel Salazar, Director
Regional para América Latina y el Caribe de la OIT, en el prólogo del
documento.
En el informe se explica que para impulsar
una transición medioambiental que optimice la creación de empleo y el trabajo
decente existen ya algunas normas, marcos jurídicos y políticas, tanto a nivel
internacional como nacional. Por ejemplo, algunos convenios medioambientales
multilaterales hacen mención directa a las normas internacionales del trabajo,
como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982), el
Convenio Internacional de las Maderas Tropicales (2006) y el Convenio
Internacional de Hong Kong para el Reciclaje Seguro y Ambientalmente Racional
de los Buques (2009). El Acuerdo de París, de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (2015), también incluye dimensiones
clave del mundo del trabajo.
A nivel nacional, a partir de una muestra
de siete países de América Latina y el Caribe, en seis de ellos los marcos
jurídicos del sector energético hacen mención explícita al desarrollo de
competencias y a la investigación y desarrollo. En cinco se hace referencia
general al mundo del trabajo y en cuatro a la creación de empleo. Sin embargo,
en ninguno de los países se menciona el diálogo social, que es un mecanismo
para avanzar hacia una transición justa, indican CEPAL y OIT.
En materia coyuntural, el documento señala
que después de siete semestres de aumentos interanuales de la tasa de
desocupación urbana abierta de América Latina y el Caribe, en el primer
semestre de 2018 se registró por primera vez una reducción, si bien muy
pequeña, de 0,1 punto porcentual.
Esto se debe en parte a que, desde el tercer
trimestre de 2017, la tasa de ocupación urbana muestra aumentos interanuales de
0,2 puntos porcentuales y a inicios de 2018 su impacto en la tasa de
desocupación se hizo notar por coincidir con una leve desaceleración del
incremento de la tasa de participación, el cual sigue impulsado por una
inserción laboral creciente de las mujeres.
De acuerdo con ambos organismos, la tasa
de desocupación está por encima de las proyecciones realizadas a fines de 2017,
debido a que el crecimiento económico de la región resultó menos dinámico de lo
esperado (la proyección para 2018 bajó de 2,2% a fines de 2017 a 1,3% en
octubre del año en curso). En este nuevo escenario se espera que, en el
promedio de 2018, la tasa de desocupación urbana mostrará pocos cambios
respecto a 2017, ubicándose nuevamente alrededor de 9,3%.
En este contexto, las políticas de mercado
laboral y de protección social seguirán siendo cruciales para la protección del
bienestar de la población, recalcan CEPAL y OIT.
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