La economía mundial seguirá creciendo a un
ritmo estable de aproximadamente el 3 % en 2019 y 2020, en medio de
señales de que el crecimiento mundial ha alcanzado su punto máximo. Sin
embargo, según el informe de la Situación y perspectivas de la economía mundial
(WESP, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas para 2019 presentado
hoy, una preocupante combinación de problemas de desarrollo podría socavar aún
más el crecimiento.
Perspectivas de crecimiento de América
Latina y el Caribe
En medio de un entorno externo
desafiante, se prevé que América Latina y el Caribe tengan un repunte modesto
del crecimiento en 2019-2020. Esto después de un pobre desempeño en 2018, en el
que las debilidades de varias de las grandes economías (incluidas las de
Argentina, Brasil y la República Bolivariana de Venezuela) afectaron el
crecimiento de la región. Se espera que el PIB agregado aumente un 1,7 %
en 2019 y un 2,3 % en 2020, frente al 1,0 % estimado en 2018.
En cifras per cápita, el PIB anual de la
región se estancó el año pasado. Esto significa que el PIB medio per cápita no
ha crecido en cinco años consecutivos, lo que pone de manifiesto la dificultad
a la que se enfrenta la región para volver a una senda de crecimiento firme
después del desplome de los precios de los productos básicos. Aunque el bajo
desempeño del crecimiento agregado refleja un alto nivel de vulnerabilidad ante
impactos externos y nacionales en algunas partes de la región, también es indicativo
de una deficiencia prolongada y arraigada en la productividad.
El prolongado
periodo de lento crecimiento económico en la región obstaculiza el progreso
hacia la consecución de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las
Naciones Unidas. Esto se pone de manifiesto en el reciente aumento del número
de personas que viven en situación de pobreza.
Presumiblemente, la recuperación de la
región estará impulsada por el fortalecimiento de la actividad económica en
América del Sur. Aunque las perspectivas para Argentina y Brasil siguen siendo
desafiantes, se espera que las condiciones económicas de estos dos países
mejoren de forma gradual durante los próximos dos años.
En otros países de la
subregión, entre los que se encuentran Bolivia, Chile, Colombia, Paraguay y
Perú, las perspectivas de crecimiento continúan siendo favorables en torno a
unos fundamentos macroeconómicos sólidos y una firme demanda del sector
privado.
Se espera que México y América Central
mantengan un crecimiento medio estable y moderado en 2019 y 2020. La
subregión continúa beneficiándose del sólido rendimiento de la economía de
Estados Unidos. Sin embargo, en muchos países, la actividad económica se ve
dificultada por la incertidumbre política y las barreras estructurales.
Asimismo, se mantienen las grandes diferencias entre países a nivel individual.
Mientras las perspectivas siguen siendo positivas en la República Dominicana y
Panamá, las expectativas son poco favorables en otros países, sobre todo en
Cuba, El Salvador, Haití y Nicaragua.
En el Caribe, se produjo una recuperación
económica moderada en 2018 gracias al crecimiento positivo registrado por
Suriname y Trinidad y Tobago, motivado por un mayor nivel de ingresos
procedentes de los productos básicos. El crecimiento medio de la subregión
seguirá siendo poco favorable en 2019-2020, con distintos obstáculos graves
para el desarrollo, como los altos niveles de deuda, los déficits
significativos en infraestructuras y las altas tasas de desempleo,
especialmente entre los jóvenes.
Riesgos y desafíos políticos
La economía mundial se enfrenta a
una confluencia de riesgos que tienen el potencial de alterar gravemente la
actividad económica e infligir considerables daños en las perspectivas de
desarrollo a largo plazo. Entre estos riesgos, se encuentran: el apoyo
menguante al multilateralismo; el incremento de conflictos en las políticas
comerciales; la inestabilidad financiera vinculada a elevados niveles de deuda;
y el aumento de los riesgos climáticos a medida que el mundo experimenta un
número cada vez mayor de fenómenos meteorológicos extremos.
En América Latina y el Caribe existen
importantes riesgos hacia la baja en las perspectivas económicas. Un
endurecimiento drástico de las condiciones económicas mundiales podría dar
lugar a significativas salidas de capitales de la región (especialmente en
América del Sur), lo que posiblemente obstaculizaría las perspectivas de
inversión y dificultaría la recuperación económica.
Otros riesgos están vinculados a una
potencial desaceleración de la economía estadounidense, que afectaría en mayor
medida a las economías de México, América Central y el Caribe, y a una nueva
caída en el precio del petróleo y los metales.
Las
perspectivas económicas de la región se ven dificultadas también por las
limitadas opciones que disponen los países en cuanto a políticas fiscales y
monetarias contracíclicas.
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