sábado, 22 de diciembre de 2018

Economías de América Latina y el Caribe crecerán con mayores incertidumbres


El año 2019 se vislumbra como un período en el que lejos de disminuir, las incertidumbres económicas mundiales serán mayores y provenientes de distintos frentes.

Esto repercutirá en el crecimiento de las economías de América Latina y el Caribe las que, en promedio, se expandirían 1,7% según nuevas proyecciones entregadas hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El organismo regional de las Naciones Unidas dio a conocer su último informe económico del año, el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2018, en una conferencia de prensa encabezada por su Secretaria Ejecutiva, Alicia Bárcena, en Santiago de Chile.

Según el documento, los países de América Latina y el Caribe enfrentarán un escenario económico mundial complejo en los próximos años, en el cual se espera una reducción de la dinámica del crecimiento, tanto de los países desarrollados como de las economías emergentes, acompañada por un aumento en la volatilidad de los mercados financieros internacionales. A esto se suma el debilitamiento estructural del comercio internacional, agravado por las tensiones comerciales entre los Estados Unidos y China. 

La proyección de crecimiento económico para América Latina y el Caribe en 2019 es de 1,7%, levemente inferior a la informada por la CEPAL en octubre pasado (1,8%), mientras que la estimación para el presente año (2018) también fue reducida ligeramente a 1,2% (desde el 1,3% señalado en octubre).

El mayor riesgo para el desempeño económico de la región de cara al 2019 sigue siendo un deterioro abrupto de las condiciones financieras para las economías emergentes, agrega el reporte. Durante 2018, los mercados emergentes, incluyendo América Latina, evidenciaron una importante reducción en los flujos de financiamiento externo, a la vez que aumentaron los niveles de riesgo soberano y se depreciaron sus monedas en relación al dólar. El texto señala que no pueden ser descartados nuevos episodios de deterioro en las condiciones financieras futuras, y que las consecuencias sobre los países dependerán de cuán expuestos se encuentren en términos de sus necesidades y perfiles de financiamiento externo.

“Se requiere de políticas públicas para fortalecer las fuentes de crecimiento y hacer frente al panorama de incertidumbre a nivel global”, señaló Alicia Bárcena. “Es necesario fortalecer el papel activo de la política fiscal de la región en materia de ingresos y gasto.

En este sentido es fundamental reducir la elusión y evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos. Conjuntamente, hay que fortalecer los impuestos directos y también los impuestos de tipo saludables y verdes. Por el lado de los gastos, para estabilizar y dinamizar el crecimiento es necesario reorientar la inversión pública a proyectos con impacto en el desarrollo sostenible, con énfasis en las asociaciones público-privadas y en la reconversión productiva, nuevas tecnologías y la inversión verde.

Todo esto resguardando el gasto social, sobre todo en períodos de desaceleración económica de forma que este no se vea afectado por ajustes”, agregó la alta funcionaria de la ONU. Bárcena advirtió además que se deben cuidar los perfiles de deuda pública ante la incertidumbre que podría aumentar su costo y niveles.

Al igual que en años anteriores, en su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe la CEPAL proyecta una dinámica de crecimiento con intensidades distintas entre países y subregiones, y que responde no solo a los impactos diferenciados del contexto internacional en cada economía, sino también a la dinámica de los componentes del gasto —principalmente el consumo y la inversión— que ha venido siguiendo patrones distintos en las economías del norte y en las del sur.

De esta forma se prevé que América Central (excluido México) crezca 3,3% en 2019, América del Sur 1,4% y el Caribe 2,1%. A nivel de países, la isla caribeña de Dominica encabezaría el crecimiento regional, con una expansión de 9,0%, seguida por República Dominicana (5,7%), Panamá (5,6%), Antigua y Barbuda (4,7%) y Guyana (4,6%). En el otro extremo, Venezuela sufriría una contracción de su economía de -10,0%, Nicaragua de -2,0% y Argentina de -1,8%. Las mayores economías de la región, Brasil y México, crecerían 2,0% y 2,1%, respectivamente.

En su balance del presente año 2018, el informe de la CEPAL indica que el crecimiento económico estuvo liderado por la demanda interna. La inversión fija mostró una dinámica de recuperación, a la vez que el consumo privado se mantuvo como principal fuente del crecimiento, no obstante que desde el segundo trimestre de 2018 se observa una moderación de sus tasas de crecimiento.

En materia de política fiscal, en 2018 se profundizó la consolidación y el proceso de ajuste fiscal llevó a una reducción del déficit primario (del 0,7% del PIB en 2017 al 0,6% del PIB en 2018), aunque acompañado de un pequeño aumento de la deuda pública.


domingo, 9 de diciembre de 2018

La igualdad debería ser motor del desarrollo regional y estrategia para cerrar brechas estructurales


La igualdad debería ser considerada como uno de los motores del desarrollo regional y como una estrategia para cerrar brechas estructurales en términos de ingreso, capacidades, productividad y acceso a bienes públicos, dijo este viernes 7 de diciembre Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante la XIII Conferencia Internacional sobre Desarrollo de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) celebrada en París.

Bárcena fue una de las expositoras en el primer panel del evento junto con James K. Galbraith, economista estadounidense y académico en la Universidad de Texas (Austin); Nizar Baraka, Presidente del Consejo Económico, Social y Ambiental del Reino de Marruecos; y Lucas Chancel, Codirector del World Inequality Lab en la Escuela de Economía de París.

Erradicar la cultura del privilegio que caracteriza a América Latina y el Caribe requiere abordar la desigualdad en el ingreso y en la distribución de la riqueza, así como la evasión fiscal, que representa 340.000 millones de dólares al año en la región (6,7% de su PIB), señaló la máxima representante del organismo regional de las Naciones Unidas en el encuentro dedicado a analizar “las desigualdades y la cohesión social”.

Estos temas son abordados en profundidad en el documento “La insuficiencia de la desigualdad, la más reciente reflexión institucional de la CEPAL, presentada durante su trigésimo séptimo período de sesiones realizado en La Habana, Cuba, en mayo de este año. Allí se señala que la desigualdad es ineficiente y un obstáculo para el crecimiento, el desarrollo y la sostenibilidad en América Latina y el Caribe.


La primera década del siglo XXI estuvo marcada por avances en materia de desarrollo social en la región, ha explicado Bárcena. Se redujo la pobreza, se llevaron a cabo reformas a favor de la solidaridad en los sistemas de protección social, creció el consumo y se registró una mejora en la distribución del ingreso.

No obstante, en esta segunda década ha surgido una mayor resistencia hacia la promoción de la igualdad de derechos y la profundización de las reformas sociales, alertó, con recortes en el gasto social y limitaciones de los derechos laborales, entre otras medidas.

Las cifras del coeficiente de Gini, que mide la concentración del ingreso, son reveladoras en este sentido. La desigualdad promedio de la región se redujo 1,5% por año entre 2002-2008, 0,7% por año entre 2008-2014 y solo 0,4% por año entre 2014-2016.

Entre 2002 y 2008, 14 países registraron una disminución del 1% o más por año en el coeficiente de Gini, mientras que entre 2014 y 2016 solo 5 países registraron descensos de tal magnitud.

Pero la desigualdad no solo se manifiesta en la distribución del ingreso, insiste la CEPAL, sino también en una multiplicidad de ámbitos como el trabajo decente, la educación, la salud, el acceso a servicios básicos de calidad y a la protección social, en el uso de nuevas tecnologías, en la participación política y en el derecho a vivir en un medio ambiente limpio, por nombrar algunos.

Las desigualdades estructurales que persisten en la región, enfatizó Bárcena, impiden superar la llamada “trampa del ingreso medio” (como se le denomina a las dificultades que enfrentan las economías en desarrollo para encontrar nuevas fuentes de crecimiento tras haber alcanzado niveles medios de ingresos). Urge aumentar los niveles de productividad a través de la innovación, el cambio tecnológico y la producción de bienes y servicios intensivos en conocimiento, sostuvo.

La conferencia en París fue inaugurada por Rémy Rioux, Director General de la AFD, y Stefano Manservisi, Director General de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Comisión Europea, y contó con la participación de personalidades como François Bourguignon, Profesor Emérito y ex Director de la Escuela de Economía de París, y Shanta Devarajan, Director Superior de Economía del Desarrollo del Grupo del Banco Mundial, entre otros.

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