En el marco de la XIV Conferencia Regional sobre la
Mujer de América Latina y el Caribe, que se presenta el documento La autonomía
de las mujeres en escenarios económicos cambiantes.

“Las desigualdades de género son un obstáculo para el
desarrollo sostenible, y los cambios en el escenario que enfrenta la región son
una manifestación de la urgencia de avanzar decididamente hacia estilos de
desarrollo que contemplen en sus cimientos la igualdad de género y la autonomía
de las mujeres, así como la garantía de los derechos de todas las personas sin
excepción”, señala la CEPAL en el documento La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes.
La región está creciendo menos, a la vez que se
incrementan las desigualdades y la pobreza aumenta. Esto plantea una situación
compleja en lo que respecta al gasto social y, sobre todo, a las políticas que
repercuten en la vida de las mujeres, indica el informe que será presentado
oficialmente por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva del organismo regional,
durante la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el
Caribe, que se celebra del 27 al 31 de
enero de 2020 en Santiago, Chile.
En el encuentro, organizado por la CEPAL con
apoyo de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el
Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), participarán los Vicepresidentes
de Colombia, Costa Rica y El Salvador y una veintena de ministras de la
Mujer y altas autoridades de los mecanismos para el adelanto de las mujeres de
la región, además de representantes de organizaciones de la sociedad civil, del
sector académico, de organismos intergubernamentales y del sistema de las
Naciones Unidas.
En sus más de 200 páginas, el informe reconoce
importantes avances en materia de igualdad de género y autonomía de las mujeres
en la región.
Se ha progresado, especialmente, en lo referente a los
marcos normativos e institucionales para el diseño e implementación de
políticas en las tres dimensiones de la autonomía de las mujeres: física,
económica y en la toma de decisiones. Pero persisten diversos nudos
estructurales que es necesario desatar, apunta la Comisión.
El número de mujeres sin ingresos propios se redujo
del 41,0% en 2002 al 27,5% en 2018, sin embargo, este último porcentaje sigue
siendo superior al de los hombres en la misma situación (13,1%).
Esto implica, que cerca de un tercio de las mujeres de
la región depende totalmente de otros para su subsistencia, lo que se suma al
hecho de que están sobrerrepresentadas en la población en situación de pobreza,
ya que el promedio regional del índice de feminidad de los hogares en situación
de pobreza (que incluye a 18 países), subió de 105 mujeres por cada 100 hombres
en 2002 a 113 mujeres por cada 100 hombres en 2018.
Por el contrario, el documento señala que las mujeres
están subrepresentadas en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y
matemáticas, lo que limita sus posibilidades de una mejor inserción económica y,
en un contexto global de creciente expansión y volatilidad de los mercados
financieros, persisten condiciones desfavorables de acceso al crédito para
ellas.
El monto total de crédito vigente de las mujeres
equivale a un 57% del monto de los hombres en el caso de Chile, a un 67% en el
caso de Costa Rica y a un 59% en el caso de Guatemala.
La automatización, apunta el estudio, traerá cambios
en la organización del trabajo remunerado, afectando principalmente actividades
que concentran tareas rutinarias. Se estima que un 50,1% de las mujeres de la
región, se desempeñan precisamente en trabajos no calificados o de servicios,
ocupaciones con alta probabilidad de automatización.
Uno de los nudos estructurales de la desigualdad de
género en la región es la división sexual del trabajo y la injusta organización
social del cuidado.
Las mujeres de la región dedican diariamente el triple
del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados,
plantea el documento.
El informe, indica que en América Latina y el Caribe
las mujeres son las principales responsables de cubrir las necesidades de
cuidado de las personas adultas mayores, en un contexto, además, de
feminización de la vejez ya que por cada 100 hombres de 60 años y más, hay 123
mujeres en ese mismo tramo etario, mientras que para el caso de la población de
80 años y más, la cifra alcanza 159 mujeres por cada 100 hombres.
Según la CEPAL, es preciso redoblar los esfuerzos para
diseñar políticas públicas de igualdad que reconozcan el aporte de las mujeres
a la economía a través del trabajo doméstico y de cuidado no remunerados, y que
promuevan la corresponsabilidad y una distribución más justa de las cargas de
trabajo.
Si los Estados no brindan prestaciones y servicios
públicos adecuados, las familias, y en particular las mujeres, tendrán que
responder de forma individual, cada vez más, a las exigencias de cuidado de las
personas mayores, muchas veces a expensas de su participación en el mercado
laboral, su bienestar y su realización personal, dice la Comisión.
El informe denuncia, de igual forma, la
invisibilización de las mujeres indígenas y afrodescendientes. Por ejemplo, la
proporción de mujeres jóvenes afrodescendientes que no estudia ni trabaja de
manera remunerada es 2,6 veces superior a la de los jóvenes no afrodescendientes
ni indígenas.
“Para avanzar hacia el logro de la autonomía y los
derechos de las mujeres en el contexto actual, es necesario un abordaje
integral y transformador de la política pública.
Debe analizarse la interacción entre las políticas
macroeconómicas, productivas, de innovación, climáticas y de empleo con las
políticas de cuidados, de educación, de migración, de salud y de erradicación
de la violencia contra las mujeres, y avanzar para superar estos desafíos de
forma conjunta”, propone la CEPAL.
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