Anguilla: el pequeño paraíso caribeño que quiere convertirse en la capital de la Inteligencia Artificial

Lo que comenzó como una coincidencia tecnológica hoy se ha transformado en una oportunidad histórica para Anguilla.

Este pequeño territorio caribeño, conocido por sus playas de arena blanca y su estilo de vida tranquilo, está dando pasos firmes para posicionarse como un nuevo referente en el mundo digital: la capital de la Inteligencia Artificial en el Caribe.

El punto de partida se remonta a 1996, cuando la isla recibió el dominio de nivel superior “.ai”, asignado por la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN). Aquel detalle, que en su momento parecía anecdótico, cobró un valor inesperado casi tres décadas después, con la expansión global de la inteligencia artificial y el auge de empresas tecnológicas que buscan asociarse con el dominio “.ai”. 

Solo en 2024, las licencias de dominios generaron más de 39 millones de dólares en ingresos para Anguilla, convirtiéndose en la segunda fuente económica más importante después del turismo. Los beneficios ya se reflejan en una reducción de impuestos y en nuevas inversiones en infraestructura, educación y conectividad digital.

Pero Anguilla no quiere quedarse ahí. El gobierno local, liderado por el ministro de Infraestructura, José Vanterpool, ha trazado una estrategia ambiciosa para aprovechar el impulso tecnológico y convertir a la isla en un hub regional de innovación y desarrollo en IA.

Entre los proyectos en marcha destacan la creación de centros de datos, la organización de cumbres internacionales sobre inteligencia artificial y programas de formación para jóvenes y profesionales en competencias digitales. 

“Queremos que Anguilla sea reconocida no solo por su belleza natural, sino también por su talento y capacidad para impulsar el futuro tecnológico del Caribe”, afirmó el ministro Vanterpool, ingeniero en informática egresado de la Universidad de Bristol.

Gracias a su tamaño compacto y su cohesión social, Anguilla ve una ventaja en su escala: puede avanzar rápidamente en la implementación de políticas públicas, capacitar a toda una generación nativa en IA y atraer a emprendedores e inversionistas internacionales interesados en el desarrollo ético y sostenible de la tecnología. 

Lo que alguna vez fue un golpe de suerte, hoy se perfila como una historia de visión y transformación. Anguilla y la Inteligencia Artificial apenas comienzan a escribir su próximo capítulo.