
La propagación del Covid-19 ha impuesto un escenario
inusual, en el que las decisiones respecto de la salud pública, necesarias para
evitar costos mayores en términos de vidas humanas, inciden significativamente
sobre la actividad social y económica.
En este contexto, el Informe señala que los impactos
de las medidas de contención ya están observándose en diversos ámbitos del
quehacer de las personas y las empresas, tendrán efectos importantes sobre la actividad,
el mercado laboral y la inflación, entre muchas variables.
El Informe, destaca que la economía ya comenzó a
mostrar una contracción en la segunda quincena de marzo, la que se extenderá al
segundo trimestre.
Por otro lado, no se descarta que la emergencia
sanitaria se supere más rápidamente y la actividad económica comience su
normalización antes de lo previsto, lo que daría soporte a la inflación hacia
fines del 2020 y comienzos del 2021, señala el Informe.
En este tipo de situaciones, la política monetaria
podría comenzar un proceso de normalización gradual algo antes de lo
anticipado.
En este escenario, se han reducido de forma relevante
las presiones inflacionarias de mediano plazo, con lo que la convergencia de la
inflación a la meta de 3% requiere que la política monetaria se mantenga en
esta posición altamente expansiva por un extenso período de tiempo.
Agrega el IPoM, que el desempeño de la actividad tras
el inicio de la crisis social otorga un frágil punto de partida para enfrentar
la emergencia del Covid-19 esto, porque más allá de que los últimos IMACEC
dieron cuenta de una recuperación más rápida que la anticipada, el mercado
laboral se ha deteriorado y las medidas sanitarias, inciden con mayor
intensidad sobre sectores que ya se habían visto afectados por la crisis
social.
El Consejo del Banco Central estima que este año el
PIB de Chile se contraerá entre 1,5 y 2,5% y en el 2021, aumentará entre 3,75 y
4,75%, mientras que en el 2022 crecerá entre 3% y 4%.
El escenario base contemplado, supone que, a partir de
tercer trimestre de este año, se irá reduciendo la estrictez de las medidas
sanitarias y se dará comienzo, al proceso de recuperación de la economía.
Aunque esto no evitará una contracción en términos
anuales para dicho período, sí será el punto de partida para un rebote
relevante de las tasas de crecimiento en el último trimestre del 2020 y todo el
2021.
La premisa fundamental del escenario, describe el
Informe, se basa en la capacidad de las empresas y hogares de suplementar sus
ingresos con los apoyos estatales y financiar la brecha remanente mediante el
acceso al crédito a costos razonables.
Por esta razón, el Consejo redujo la TPM en 125 puntos
base en las últimas dos semanas, llevándola a su mínimo técnico de 0,5%,
incrementando al máximo el impulso monetario a la economía.
Adicionalmente ha adoptado una serie de medidas que se
orientan a facilitar el acceso al crédito para las personas y empresas y se ha
comprometido a continuar desplegando sus facultades e instrumentos para cumplir
con sus objetivos de control de la inflación y resguardo de la estabilidad
financiera.

Agrega que, la economía podría mostrar un desempeño
peor al esperado si la emergencia sanitaria y las medidas de contención a nivel
internacional se prolongan más de lo previsto. También podría suceder si las
significativas necesidades financieras de empresas y hogares no son satisfechas
por la oferta de crédito.
El IPoM indica que la economía local se verá afectada
por las medidas de distanciamiento social —o medidas no farmacológicas—
necesarias para la contención del contagio en Chile y asegurar su manejo por el
sistema de salud.
Tanto las medidas decretadas por las autoridades como
las adoptadas de forma voluntaria por la población, provocan la detención, en
algunos casos total, de ciertas actividades, especialmente de servicios.
Además, también pueden llevar a una reducción de la oferta de algunos bienes,
lo que podría tener impactos en sus precios.
El empleo y los ingresos de los trabajadores también
se verán afectados ya que la necesidad de evitar el contagio, ha llevado a la
detención de actividades altamente intensivas en interacción personal, como el
comercio, la educación, los restaurantes y los hoteles, entre otros.
El desarrollo de los proyectos de inversión, también
está siendo afectado por la emergencia sanitaria. Algunos de los proyectos de
gran tamaño que se estaban ejecutando en el país, han anunciado que detendrán
sus obras por algunas semanas, para evitar la propagación del virus entre sus
trabajadores y el escenario base supone que dichos proyectos, se retomarán con
normalidad a partir del tercer trimestre del presente año.
El Informe señala que esta crisis global afectará a
Chile por diversos canales.
En primer lugar, en lo que respecta a los efectos
desde el exterior, provocará una caída significativa de los flujos de comercio,
a ello se suma el efecto negativo en los ingresos producto de la caída en el
precio de las materias primas y, especialmente relevante, es el descenso del
precio del cobre.
Para este año, se proyecta que su precio promedio se
ubicará en torno a US$2,15 y este efecto negativo será en parte compensado por
la caída del precio del petróleo provocando una mejora del ingreso disponible
—por su efecto en los precios de la gasolina— y acotará, el deterioro de los
términos de intercambio a menos del 1% en el 2020.
Un segundo canal de transmisión se relaciona con el deterioro
de las condiciones financieras.
El aumento global de la percepción de riesgo y los
grandes ajustes de los precios financieros, limitan el acceso a financiamiento
de gobiernos y empresas. Esto ha motivado que diversos bancos centrales, hayan
tomado medidas para mantener el adecuado funcionamiento de los mercados.
En Chile, entre otras medidas, el Consejo adecuó la
operatoria de los programas de liquidez que viene aplicando desde noviembre del
2019, incluyó los bonos corporativos dentro de los colaterales elegibles para
todas las operaciones de liquidez en pesos que ofrece el Banco e inició la
compra de bonos bancarios a participantes del sistema SOMA, por un monto
equivalente en UF de hasta US$4 mil millones, que luego fue ampliado hasta US$8
mil millones.

Para facilitar el acceso al crédito a personas y
empresas, especialmente de menor tamaño, el Consejo estableció la Facilidad de
Financiamiento Condicional al Incremento de las Colocaciones (FCIC) mediante la
cual se otorgan créditos a 4 años a los bancos, con una tasa de interés
equivalente a la TPM y en una magnitud que se incrementa en función de las
operaciones de refinanciamiento y crédito en los segmentos más estresados.
Un tercer canal de transmisión se relaciona con el
deterioro de las expectativas empresariales y de consumidores, y su efecto en
el la inversión y el consumo. De hecho, en la última quincena de marzo el Banco
levantó una encuesta con quienes participan del Informe de Percepciones de
Negocios (IPN), la que arrojó un deterioro relevante de las perspectivas para
el empleo y la actividad durante los próximos seis meses.
A partir de este IPoM, el Consejo ha decidido
implementar una política de comunicación más explícita sobre las posibles
trayectorias futuras para la TPM, bajo el convencimiento que ello aportará a
comunicar la racionalidad de las decisiones de política monetaria, potenciando
su efectividad y rendición de cuentas al público.
Además, esto se enmarca dentro de las mejores
prácticas internacionales al respecto y está en línea con las recomendaciones
que realizó el Panel de Expertos que evaluó el marco de política durante el año
pasado.
Analizadas las alternativas que ofrece este corredor
para la trayectoria futura de la TPM y el balance de riesgos en la economía, el
juicio del Consejo ha sido que la política monetaria debe usar todo su poder
expansivo durante un período prolongado de tiempo, ubicando, por tanto,
la TPM en el piso del corredor de tasas.
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