El avance de los resultados fue entregado al director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, en el marco de su visita por la región.
“Los últimos 10 años se han apoyado cerca de 30 iniciativas de innovación con un aporte FIA de cerca de mil millones.
De las
cuales tres se han convertido en un hito para el avance de la Región por su
entrega y compromiso en plena pandemia, de la mano de personas que día a día
buscan mejorar los procesos en la producción de alimentos que permiten
abastecer y nutrir al territorio y al país”, dice el director ejecutivo de la
Fundación para la Innovación Agraria, Álvaro Eyzaguirre.
Sin embargo, gracias a lo comentado por los clientes y lo que se ha ido aprendiendo, el producto se convirtió en un módulo que permite automatizar procesos en la industria agrícola.
Por ejemplo: se
compra la cajita que tiene dos salidas y con esas se puede encender una bomba,
un ventilador y un motor eléctrico, permitiendo abrir las cortinas de un
invernadero y a su vez, encender una electroválvula, dando inicio al riego”,
comenta el joven, agregando que a la fecha ya han vendido 70 unidades de la
innovación a diferentes subsectores de la agricultura local.
El Seremi Jorge Heiden estuvo en la visita y destacó
la importancia de la innovación en la región. “Tenemos clima y tierra, pero el agua
es y será siempre nuestra piedra de tope. Ejemplos como el de Christian
demuestran que la innovación ‘made in Arica’ puede entregar soluciones locales
y también exportables a territorios de condiciones similares”.
Allí, Rolando Manzano, de 33 años y con estudios de medicina veterinaria, emprendió hace algunos meses la construcción de la primera granja ecológica de llamas, la cual busca, a diferencia de otras iniciativas resolver problemas desde el pastoreo y la vigilancia del rebaño, considerando el funcionamiento de las instalaciones productivas, incluyendo equipos alimentados con energía solar, adaptaciones al cambio climático y contiene conceptos de ganadería ecológica.
“La innovación tiene como propósito disminuir la
mortalidad de crías y adultos, lograr un incremento del peso vivo, incremento
de la fertilidad y de la natalidad, conseguir una mayor oferta de carne
ecológica y de animales para el mercado”, dice el joven, quien no pierde el
interés de seguir avanzando en el desarrollo de su territorio dejando entrever
que seguirá impulsado proyectos de innovación que inventen al turismo y rescate
ancestral de su cultura aymara.
“Se necesita una
diversificación productiva pues si bien el tomate es necesario, nos debemos
ampliar a productos que requieran menos tratamientos, y uno de ellos es la
papaya, aquella que se puede dar sin problemas con técnicas agroecológicas; y a
su vez, el tomate, por ejemplo, requiere un 50% más de agua”.
En esa línea Juan Carlos Cárdenas, presidente de la Cooperativa que hoy agrupa a 27 cooperados que producen en general hortalizas – principalmente el tomate – de forma intensiva bajo cubierta, sostiene que “ya estamos comenzando la producción de productos subtropicales al aire libre, como la papaya.
Así que queremos hacer un módulo orgánico de 160 toneladas por lo
que primero necesitamos la introducción (que realizaremos con FIA) de cómo
trabajar la fruta de forma agroecológica que sabemos se puede dar sin problema
por nuestro clima”.
La cooperativa, que hoy concentra más de 100 hectáreas de producción, se espera certificar el año 2022 en agricultura orgánica.
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