Es así como nuevos sistemas digitales sin contacto
como aplicaciones móviles, código QR, relojes inteligentes, entre otros; han
materializado un ecosistema de pagos que hace dos años era distinto.
En ese sentido, un mecanismo que ha tomado
protagonismo son las transferencias directas. Aunque no son nuevas, desde que
los bancos facilitaron las transacciones en línea (tarjeta de coordenadas) y
pagos presenciales con tarjetas sin contacto, se han ido consolidando como una
vía rápida y fácil.
Hoy, para el comercio es conveniente y práctico por
sus costos más reducidos en comparación con un POS, ya que, al ser
transacciones de banco a banco, no pasan por la red de adquirencia, por lo que
el pago de las comisiones por su uso es significativamente menor e, incluso, en
algunos casos inexistentes.
Pese al incipiente éxito, esta opción de pago vive un
proceso de exploración. Esto porque, actualmente, la transferencia implica un
proceso engorroso debido a los datos que se requieren de forma manual (número
de cuenta, correo, rut).
Por lo que se están viendo alternativas e iniciando
conversaciones para que sea más simple, expedita, automatizada y rápida.
Tendencia prontamente masiva
El mercado de pagos en Chile vive una etapa de
ajustes. Tras un par de meses de la entrada en vigencia del modelo de cuatro
partes, los bancos, el mercado y los nuevos actores están migrando hacia un
modelo donde pagar será un servicio certificado y normado bajo altos estándares
de calidad y seguridad.
En Chile es una tendencia, pero en otros países como Brasil hace tiempo que se
implementó el pago instantáneo. Su funcionalidad y éxito se basa en que el
dinero aparece en la cuenta inmediatamente. Un cambio importante ya que años
atrás, había que esperar horas para que se liberaran los fondos.
En Chile, su uso masivo es esperable en la medida que
más proyectos e iniciativas se implementen. Sumado a lo anterior, está la
ausencia de regulación por parte del Estado.
Lo cierto es que durante este y el próximo año habrá
mejoras. Hay varias ideas que buscan la interoperabilidad y diversificación del
sistema, que permitan consolidar una plataforma de pagos amplio y diverso para
los clientes.
Es decir, que una persona, independientemente del comercio en que compre, tenga la posibilidad de pagar en efectivo o de forma digital y que, al mismo tiempo, su uso tenga un bajo costo para el comercio.
Las oportunidades son infinitas, pero el desafío de
entregar transacciones seguras, accesibles, diversas, estables y normadas es
grande. Por suerte, Chile ya cuenta con la infraestructura y red interbancaria
para fortalecer las transferencias directas hace tiempo. Además, con la poca
circulación de moneda en la actualidad, los pagos digitales tienen otro impulso
ya que, perder una venta, no es una opción.
Por Rafael Onetto, Director Comercial de CoasinLogicalis.
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