El
Banco Central de Chile publicó hoy el Informe de Estabilidad Financiera (IEF)
del primer semestre de 2024, documento que entrega la visión del Consejo del
Instituto Emisor respecto de los principales riesgos, vulnerabilidades y
mitigadores para la estabilidad financiera en el país, y que se realiza
dos veces al año, en mayo y noviembre.
Dentro de los principales temas, el Informe señala que el escenario externo
continúa siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad
financiera local. En el plano interno, la resolución de desequilibrios de años
previos ha permitido que la situación financiera de empresas y personas vaya
mejorando. No obstante, se identifican algunos sectores rezagados en su
recuperación, lo que ha elevado el impago.
La banca local, sin embargo, cuenta con provisiones y garantías para enfrentar
esta situación y se mantiene resiliente bajo los ejercicios de tensión
severos realizados en este sector. El informe releva la importancia de
seguir fortaleciendo la capacidad de los agentes locales y del
mercado financiero para amortiguar eventos adversos.
Sobre el escenario externo, el IEF advierte que las condiciones financieras
globales continúan estrechas, los riesgos geopolíticos son relevantes, y
persiste la incertidumbre acerca del inicio y velocidad de la reducción
de la tasa de política monetaria en Estados Unidos, lo que ha afectado
las tasas de mercado de corto plazo y puede generar correcciones abruptas de
las elevadas valoraciones que muestran algunos activos financieros. Por
otra parte, las tasas de largo plazo se mantienen elevadas, y los riesgos en
torno al endeudamiento soberano son relevantes a nivel global.
En el ámbito interno, el informe señala que la economía ha resuelto los significativos
desequilibrios acumulados en años previos: la inflación descendió desde los
máximos de 2022 y se ubica en niveles cercanos a la meta de 3%. Agrega que los
indicadores de incertidumbre local se ubican en torno a niveles prepandemia,
mientras la volatilidad de las tasas de interés se ubica en la parte baja de lo
observado en un grupo de economías comparables.
En esta línea, el documento indica que las tasas de interés de corto plazo se
han reducido, reflejando de forma normal los recortes de la Tasa de Política
Monetaria (TPM). Desde julio de 2023 a la fecha la TPM ha bajado 475
puntos base, lo que se ha traspasado a las tasas de interés de corto plazo y
los créditos comerciales y de consumo, que han caído 420 y 340 puntos
base, respectivamente.
En tanto, el costo de financiamiento de largo plazo ha evolucionado de acuerdo
con el escenario externo, afectando las tasas de los créditos
hipotecarios y comerciales de mayores plazos que se han mantenido en
niveles altos, mientras los spreads para empresas y las tasas de largo plazo
han presentado alzas. Esto, en un contexto en que los indicadores de
profundidad de mercado se mantienen en niveles bajos.
El endeudamiento agregado de las empresas no financieras aumentó al cierre del 2023,
situándose en 114% del PIB, explicado fundamentalmente por aumentos en la
Inversión
Extranjera Directa (IED) y el efecto valoración derivado de la depreciación
cambiaria. En el caso de las empresas que se financian con la banca local, los
indicadores financieros presentaron una leve mejora, aunque algunos grupos
permanecen rezagados en su recuperación.
En el caso de los hogares, la situación financiera también se ha ido
estabilizando, en un contexto de aumento de los ingresos y reducción de la
carga financiera, dadas las menores tasas de interés en créditos de corto
plazo. La deuda agregada de los hogares se mantuvo estable.
No obstante, el rezago en la recuperación de algunos sectores identificados en
IEF previos han contribuido a aumentar el impago, alcanzando niveles elevados
en perspectiva histórica.
Para
el segmento comercial, este incremento sigue explicado mayormente por empresas que
accedieron a créditos Fogape de menor tamaño durante la pandemia, y de los
sectores
Comercio,
Construcción e Inmobiliario. En personas, el impago también ha aumentado,
alcanzando máximos de la última década para el segmento de consumo, mientras,
en el segmento hipotecario el impago, si bien crece, continúa en niveles
relativamente bajos.
Asimismo, la morosidad de consumo también se mantuvo elevada en los oferentes
no bancarios.
El crédito bancario muestra un desempeño acorde con la evolución del ciclo
económico. Las colocaciones comerciales siguen contrayéndose en términos
anuales, principalmente por una demanda que continúa debilitada.
En
el segmento de hogares, los créditos de consumo han atenuado sus caídas en doce
meses, mientras que las colocaciones para la vivienda crecen a tasas
anuales estables, aunque bajas desde una perspectiva histórica.
El IEF señala que la banca ha acumulado provisiones y garantías, y se
identifican adecuados niveles de liquidez tras el primer vencimiento de
políticas de apoyo establecidas durante la pandemia.
El
IEF indica que la banca ha avanzado en adecuar sus niveles de capital acorde
con las mayores exigenciasr egulatorias en el proceso de convergencia hacia
Basilea III, y como parte de este proceso deberá continuar fortaleciendo su
base de capital.
Principales riesgos
El escenario externo continúa siendo la principal fuente de riesgos para la
estabilidad financiera local. En este sentido, el IEF resalta que los mercados
financieros globales reflejan una alta sensibilidad a las noticias, en un
escenario en que se mantiene la incertidumbre acerca del inicio y velocidad del
ciclo de normalización de la política monetaria en Estados Unidos.
Por
otra parte, las tasas de largo plazo se mantienen elevadas, y los riesgos en
torno al endeudamiento soberano son relevantes a nivel global.
El
IEF advierte que las condiciones financieras para las economías emergentes
podrían verse afectadas significativamente, en un escenario en que este
panorama de tasas de interés externas se mantenga por un tiempo prolongado en
torno a los niveles actuales o se incremente.
En
un contexto como ese, se podría producir una corrección abrupta en los precios
de algunos activos financieros, además de provocar efectos importantes en
aquellos agentes más endeudados.
Todo
esto, en un entorno en que se mantienen las vulnerabilidades en algunos
segmentos de los mercados de crédito. Destaca el sector inmobiliario no
residencial, que mantiene la atención de los reguladores en las principales
economías.
Ante
la materialización de un escenario de riesgos externos que estreche
significativamente las condiciones de financiamiento es posible que se
profundice el deterioro en la capacidad de pago de los usuarios de crédito a
nivel local, se advierte.
El
IEF indica que los ejercicios de tensión bancarios dan cuenta de que la banca
local se mantiene resiliente. Los resultados muestran que el sistema permanece
con niveles adecuados de liquidez, provisiones y capital para mantenerse
solvente frente a escenarios de tensión severos.
No
obstante, conforme continúe el proceso de implementación de Basilea III,
enfrentará mayores requerimientos de capital, por lo que deberá seguir
fortaleciendo sus bases de capital.
Finalmente, el IEF concluye señalando que la situación macrofinanciera externa releva la importancia de seguir aumentando la resiliencia de los agentes locales y del sistema financiero con el objetivo de enfrentar un contexto internacional incierto y eventuales shocks adversos, sin poner en riesgo la estabilidad financiera.
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