Este Informe fue realizado en conjunto por la
Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Programa Mundial
de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y el Instituto Interamericano de Cooperación
para la Agricultura (IICA),
Según el reporte, se estima que el gasto
producido por la inacción ante el impacto del hambre y la malnutrición
representa en promedio un 6,4% del PIB de los países estudiados.
En contraste, el promedio del costo de
trabajar para cerrar la brecha de ingresos con transferencias para el acceso a
dietas saludables es 1,5 % del PIB, sin incluir costos de gestión e
implementación.
El informe identifica diferentes tipos de
financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y
el Caribe y su relación en el PIB regional: (i) el financiamiento del consumo y
la producción de alimentos; (ii) el gasto público relacionado a gastos
agropecuarios y de protección social); (iii) los flujos internacionales de
desarrollo; y (iv) el financiamiento proveniente del sistema bancario y los
mercados de capitales.
La publicación destaca la importancia de
invertir en la agricultura y la necesidad de realizar otras intervenciones para
reducir la inseguridad alimentaria y la malnutrición, evidenciando que el
problema principal no proviene de la escasez de alimentos, sino de la falta de
acceso físico y económico, especialmente en zonas rurales pobres y con
poblaciones vulnerables.
El documento realza la
necesidad de hacer una estimación de los costos asociados a la implementación
de políticas, programas e intervenciones como elemento previo al análisis del
financiamiento de la seguridad alimentaria y la nutrición. También destaca la
importancia de mejorar la recopilación de información sobre los distintos
flujos de financiamiento.
“Alinear las políticas sociales, económicas y
comerciales y los objetivos de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición
en América Latina y el Caribe es fundamental, más aún cuando el gasto en
alimentos representa el 22% del PIB regional”, señaló Mario Lubetkin, Subdirector General y Representante Regional
de la FAO para América Latina y el Caribe.
Lubetkin enfatizó, además, que las
intervenciones integrales que aborden los ingresos y el acceso a alimentos
nutritivos, las preferencias de los consumidores y las regulaciones sobre
etiquetado frontal nutricional de alimentos, así como el apoyo a la agricultura
familiar mediante sistemas de compras públicas pueden contribuir a fortalecer
los sistemas agroalimentarios y el acceso equitativo a dietas saludables.
Por su parte, el Secretario Ejecutivo de la
CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, indicó que “la incidencia de la pobreza
extrema en la región fue de 11,4% en 2023, según estimaciones de la CEPAL, lo
que significa que más de 70 millones de personas en la región no tienen
ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos”.
En la actualidad, más de la mitad del total de las transferencias
monetarias en América Latina y el Caribe se destina a hogares con ingresos per
cápita superiores a la línea de pobreza”, destacó Salazar-Xirinachs.
“La falta de ingresos para acceder a una
dieta saludable y nutritiva está entre las principales causas del hambre y la
inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe. De hecho, esta región
tiene la dieta saludable más cara del mundo”, aseguró Lola Castro, directora
regional de WFP para América Latina y el Caribe, agregando que “es inaceptable
que las poblaciones más vulnerables sigan pagando un costo tan alto por cuenta
de la desnutrición, sobrepeso y obesidad o doble carga de la malnutrición, cuando
el continente produce suficientes alimentos para alimentar a toda su
población”.
A su vez, el Director General del IICA, Manuel Otero, indicó que "la tarea que tenemos por delante ahora es realizar a nivel de país análisis similares en el contexto de planes y programas integrales para el fortalecimiento y mejora de los sistemas alimentarios, operacionalizando los objetivos, instrumentos e institucionalidad, con una clara estimación de costos y, por supuesto, su financiamiento, tomando una visión amplia de los seis flujos financieros principales, como se plantea en el documento”.
Revisa el informe completo acá: https://openknowledge.fao.org/items/6b5f0ef7-b6ab-4a9a-8fa4-2696b316ceab
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