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La expansión de una nueva línea del tren subterráneo fue celebrada por usuarios y autoridades.
Sin
embargo, las constantes fallas registradas en las últimas semanas se
transformaron en uno de los grandes dolores de cabeza para la administración
del medio de transporte capitalino.
Un experto Usach
lo aborda.
Uno de los anuncios más
llamativos de la última Cuenta Pública del presidente Gabriel Boric fue la extensión de los servicios del
Metro de Santiago hasta el aeropuerto Arturo Merino Benítez, posicionando a la
capital chilena a la altura de ciudades como Nueva York, Madrid, Atlanta,
Estocolmo, Londres o Ámsterdam, que cuentan con este tipo de servicio en su
transporte público.
Según los detalles oficiales,
en solo 7 minutos se conectará la futura estación ubicada en Mapocho con Huelén
de la Línea 7, en Cerro Navia, con el Aeropuerto de Santiago, en la comuna de
Pudahuel. Así, un viaje en transporte público desde el centro de la capital
bajará de 84 a 30 minutos, un ahorro de tiempo superior al 60%.
El anuncio se genera en el
contexto de las celebraciones por el medio siglo del Metro de Santiago, medio
de transporte que inauguró en septiembre de 1975 la Línea 1, en un trazado que
unía las estaciones San Pablo y La Moneda.
Una ciudad que
crece bajo tierra
Este crecimiento también
plantea importantes desafíos. Uno de ellos es garantizar que la expansión del
Metro no genere procesos de exclusión social, especialmente en sectores
históricamente marginados.
Además, expertos advierten
sobre la necesidad de reforzar la planificación urbana, para que el crecimiento
del transporte subterráneo vaya acompañado de políticas de vivienda, espacios
públicos y sostenibilidad ambiental.
“El Metro de Santiago ha
impactado fuertemente en la transformación urbana de la ciudad, ya que las
materializaciones de sus líneas generan mayor accesibilidad a las distintas
actividades y generan plusvalía en los sectores cercanos a sus áreas de influencia.
De esta manera, en el entorno
de las estaciones de Metro se ha ido densificando la ciudad, generando esta
transformación que tenemos actualmente y que las futuras líneas de Metro
consolidarán a futuro”, comentó Daniel Arancibia, académico de la Facultad de
Ingeniería de la Universidad de Santiago.
El experto aseguró que la
extensión del Metro durante sus cincuenta primeros años, que a la fecha acumula
136 estaciones, es una política pública que va más allá del transporte: es
calidad de vida.
“El generar una ciudad más
equitativa y menos segregada corresponde al foco que tiene Metro y el Gobierno
al realizar estos anuncios y plazos de materialización, debido a que contribuye
a mejorar la accesibilidad de aquella población de menores ingresos dotándolos
de una mejor calidad de vida con un transporte sustentable para la ciudad”,
sostuvo Arancibia a Diario Usach.
Desafío con
la calidad
Su expansión hacia el
aeropuerto no es solo un avance técnico, sino también una señal clara de que
Chile se mueve hacia una mejor calidad de vida para todos. Sin embargo, en los
últimos meses, el tren subterráneo ha protagonizado una serie de eventos, relacionados
a fallas en su sistema que han puesto en tela de juicio, su capacidad de
movilizar a tantas personas.
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Desde Metro tienen total
claridad de que las averías y fallas se han transformado en un dolor de cabeza
para sus millones de usuarios.
Sin embargo, afirman que los eventos registrados son menos que hace una década y que en su mayoría se generan en la Línea 1, la más antigua del sistema.
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