martes, 20 de noviembre de 2018

Economía chilena crece 2,8% en un año

No muy buenas noticias trajo la publicación de la Cuentas Nacionales por el Banco Central para la economía chilena en el tercer trimestre.

A un magro aunmento aumento anual de 2,8%, tras aumentar 5,4% el trimestre anterior, se observó una reducción en las exportaciones netas producto de un mayor dinamismo en las importaciones (8,4%) que en las exportaciones (1,7%); la cuenta corriente fue deficitaria en US$3.395 millones, lo que equivale a 4,9% del PIB (gráfico 1); con ello se acumuló un déficit de 2,3% del PIB en un año.

También la balanza comercial presentó un déficit marginal de US$6 millones, reflejo del dinamismo de las importaciones y de una variación prácticamente nula de las exportaciones y la economía chilena registró una posición deudora neta con el resto del mundo de US$77.461 millones, equivalente a 27,3% del PIB.

Ello se desprende de la publicación de las Cuentas Nacionales por parte del Banco Central de Chile.

 Con tres días hábiles menos que el tercer trimestre del año 2017, el efecto calendario resultó igual a -0,4 puntos porcentuales.

Desde la perspectiva del origen, se observaron incrementos en todas las actividades a excepción de minería. Destacaron en términos de incidencia los servicios personales y, en menor medida, comercio y servicios empresariales. En tanto, la actividad agropecuario-silvícola destacó por su dinamismo.

Por su parte, las cifras ajustadas estacionalmente1/ dieron cuenta de un incremento de 0,3% del producto interno bruto (PIB) con respecto al trimestre anterior. La mayor contribución se registró en minería, seguida de transporte y servicios personales. Compensaron en parte lo anterior el suministro de electricidad, gas y agua (EGA) y la industria manufacturera.

Respecto del gasto, al igual que el trimestre anterior, el PIB se vio impulsado en términos anuales por la demanda interna, alza que fue compensada en parte por una caída en las exportaciones netas. La demanda interna registró un dinamismo menor al trimestre anterior (4,6%; 6,1% en el segundo trimestre). Al igual que en el primer semestre, ésta se vio impulsada por el consumo de los hogares y, en menor medida, por la inversión. El gasto en consumo creció un 3,5% liderado por los hogares, donde destacó el gasto en servicios y en bienes durables.

Por otro lado, el alza registrada en la inversión fue liderada por un aumento en la formación bruta de capital fijo (FBCF); en particular, destacó el componente de maquinarias y equipos. En tanto, la variación de existencias alcanzó una razón acumulada en un año de 1,1% del PIB a precios del año anterior.

En particular, las internaciones de productos metálicos, maquinarias y equipos y de productos químicos y combustibles destacaron por sus incidencias. En tanto, dentro de las exportaciones destacaron los mayores envíos de alimentos y frutas.

En términos desestacionalizados, la demanda interna cayó 0,6% con respecto al segundo trimestre, explicada por la variación de existencias. Lo anterior fue en parte compensado por el consumo de hogares y la FBCF.

El ingreso nacional bruto disponible real creció 1,4% tras hacerlo en 4,8% el trimestre anterior. En este resultado influyó principalmente la caída en los términos de intercambio, la que fue parcialmente compensada por mayores transferencias desde el exterior. El efecto del ingreso neto de factores del resto del mundo fue marginal en el período.

El ahorro bruto total ascendió a 23,7% del PIB en términos nominales, compuesto por una tasa de ahorro nacional de 18,8% del PIB y un ahorro externo de 4,9% del PIB, correspondiente al déficit en cuenta corriente de la Balanza de Pagos.

Por otra parte, en línea con la política de revisiones de las cuentas nacionales, la tasa de crecimiento del PIB se corrigió al alza en 0,1 puntos porcentuales en el primer trimestre y no presentó revisiones en el segundo trimestre.

El déficit de la Cuenta Corriente fue consecuencia de un saldo negativo de la renta y, en menor medida, de la balanza comercial de bienes y servicios.

La balanza comercial presentó un déficit marginal de US$6 millones, reflejo del dinamismo de las importaciones y de una variación prácticamente nula de las exportaciones. El desempeño de las primeras se explicó por aumentos de volumen y precios, destacando las internaciones de automóviles y el precio de los combustibles, respectivamente. Por su parte, las exportaciones se vieron afectadas por el menor precio del cobre.

La cuenta financiera mostró un endeudamiento neto con el resto del mundo, lo que correspondió a entradas de capital por US$5.012 millones. La cifra se explicó principalmente por las transacciones de la banca, que retornó depósitos desde el exterior, tomó préstamos y emitió bonos en el extranjero.

Por otra parte, la economía tuvo una posición de deudora neta por el endeudamiento de la cuenta financiera y la depreciación de las monedas respecto del dólar lo que significó un deterioro de US$5.963 millones respecto del trimestre previo.

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