martes, 7 de abril de 2020

Radiografía de la banca chilena: hoy, mañana y futuro cercano


Cristián Troncoso, Gerente de Territorio Industria Financiera de SAS Chile da su opinión sobre la situación que está viviendo la economía chilena en tiempos de pandemia.

 Desde hace varios meses hemos podido observar los estragos económicos que ha dejado el COVID-19 en el mundo, probablemente en algunos países mucho más profundos que en otros.


Si bien Chile hoy también los sufre, esto se suma a un escenario económico complejo por el que atravesaba el país: la crisis social del pasado 18 de octubre. Desde aquella fecha, muchas empresas han enfrentado bajas importantes en sus ventas lo que llevó a cierres provisorios y, en algunos casos, hasta cierres definitivos de negocios.

 Ambas situaciones traen consigo la disminución en el consumo e inversión y un aumento en el número de desempleos en el país, lo que crea incertidumbre y una desaceleración económica.

De hecho, el pasado viernes 27 de marzo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) declaró que la economía mundial entró en recesión debido a la crisis sanitaria tras la expansión del Coronavirus.
Su directora, Kristalina Georgieva, señalo que la recuperación en 2021 dependerá de la contención del virus y si se evita que los problemas de liquidez se conviertan en problemas de solvencia.

La situación para la industria financiera no es sencilla ya que no solo se estima un deterioro en la calidad de sus activos (colocaciones de créditos y pagos de compromisos financieros por parte de personas y empresa), sino que también de su rentabilidad, lo que conlleva a una baja en las proyecciones de crecimiento económico del país.

Ante esto, el Banco Central ha adelantado decisiones sobre su política monetaria y ha comunicado una serie de medidas, como rebaja de la tasa de interés en un 0,5%, que tienen como objetivo facilitar la provisión de liquidez y el funcionamiento normal de los mercados de crédito.

Lo cierto es que la banca chilena está trabajando para ajustarse a la crisis que vivimos hoy en día, beneficiar a sus clientes, y recibir el menor impacto posible de la situación.

Por esta razón, han implementado una serie de medidas de apoyo que permitirán descomprimir los compromisos a corto plazo y mediano plazo (meses de gracia, extender el crédito para disminuir cuotas, flexibilidad en el otorgamiento de nuevos créditos, entre otros) para poder dar un respiro a sus clientes.

 El punto es lo que depara en el futuro, ya que si las medidas que se tomen para combatir el COVID-19 se mantienen en el tiempo, será complejo el sustento de muchas empresas sobre todo  PYMEs ya que sus ventas serán afectadas y será muy complicado para muchas de ellas. 

En relación al segundo semestre del año, se prevé un crecimiento económico cercano a cero e incluso negativo. Por ende, la banca tiene que adaptarse a la situación que vivimos y definir nuevas estrategias y objetivos. Debe continuar potenciando el uso de canales a distancia y digitales para poder entregar servicios óptimos a sus clientes. Y de forma interna, tendrá que entregar a sus colaboradores todas las herramientas necesarias para mantener la continuidad operativa y estratégica de manera remota.

Para lograr esto, es necesario implementar medidas claras y concretas para clientes (personas y empresas) con el fin de descomprimir el duro escenario que enfrentan. Estas se deben operativizar de manera rápida y efectiva, ante lo cual los bancos tendrán que trabajar coordinadamente con sus respectivas áreas de evaluación de créditos y manejo de excepciones.

Asimismo, para las entidades financieras es fundamental contar con soluciones tecnológicas que permitan analizar millones de datos (Big Data), correlacionarlos con muchas y nuevas variables, utilizar la inteligencia artificial, si disponen de ella, para evaluar y predecir distintos escenarios que les permitirá ser proactivos y tomar las decisiones correctas de cómo apoyar de manera específica y diferenciada a cada uno de sus clientes.

 Durante años, el uso de soluciones tecnológicas ha permitido automatizar y soportar muchos procesos operativos, transaccionales, conocimientos de clientes, gestión de campañas, soluciones analíticas, fábricas de modelos de crédito, reportes con analítica avanzada, soluciones para prevenir fraudes y lavados de activos, logrando ser efectivos en su estrategia y posicionamiento en el mercado.

En estos momentos críticos en los que vivimos, es importante que la industria financiera esté a la altura de las circunstancias entregando apoyo proactivo a sus clientes, habilitando canales digitales para tener respuestas a sus requerimientos. Esto permitirá generar un vínculo futuro muy potente, que es muy necesario en tiempos de incertidumbre y mucha desconfianza.

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