Gustavo Ananía, Gerente General de RedCapital.cl |
Asimismo, el mercado de las divisas, que ha atravesado
momentos de buena racha, se ha mantenido volátil y expertos han advertido que
no hay suficientes fundamentos que aseguren un buen rendimiento permanente.
Por ello, es importante visibilizar alternativas de
inversión que permitan una ganancia menos volátil y provechosa, y que se ajuste
a las expectativas y necesidades de cada uno.
En ese marco, el crowdfunding o financiamiento
colectivo se posiciona como una excelente posibilidad, que además de proveer un
retorno atractivo, tiene una doble función porque también puede ayudar a
impulsar a las pequeñas y medianas empresas.
En Chile, donde las pymes son el motor de la economía,
ocurre una situación muy paradójica, los bancos, en general, les cierran las
puertas, limitándoles el acceso a tan necesitados recursos por no cumplir con
sus requisitos de riesgos.
Es un hecho lamentable pero real, que se evidenció aún
más en estos meses de cuarentenas y paralizaciones de actividades, donde muchas
quedaron fuera del radar y no les llegó ninguna de las iniciativas que
apuntaban a ayudarlas.
Además, a pesar de que hay un gran número de
instituciones fintech que estaban dispuestas a ser parte de la solución, eso no
fue posible porque el Fondo Crece –medida que fue anunciada hace más de siete
meses para otorgarle a esta industria, a través de Corfo, alrededor de US$ 150
millones, para apoyar a 40 mil micro, pequeñas y medianas empresas- recién está
avanzando.
Hace unas semanas, el Ministerio de Economía publicó
su normativa y las bases de licitación están en proceso y manos de la
Contraloría. Buena noticia, pero tarde, pues el respaldo económico para los
emprendedores se requería en el peak de la crisis sanitaria y probablemente
muchas quebraron en el intento.
Así, invertir en crowdfunding y otorgar de liquidez a
una industria que puede levantar a las pequeñas y medianas empresas puede
representar una buena decisión. Además, tiene un amplio abanico de opciones,
por ejemplo, está el factoring, que es a corto plazo, solamente de 30 a 90
días, por lo cual el inversionista mantiene la liquidez y obtiene rentabilidad
fija.
En ésta, a través del modelo del financiamiento
colectivo, se compran facturas, o parte de ellas, emitidas por una pyme, donde
es muy importante fijarse en quién es el pagador de la factura, ya que
finalmente será dicha empresa la que pagará la cuenta por cobrar y no la
pequeña o mediana empresa que emitió el documento.
El leasing es otro de los instrumentos presentes en
este tipo de inversión, donde el inversionista compra una propiedad y obtiene
un arriendo por ese inmueble, que corresponde a su rentabilidad. Es una
inversión un poco más larga, generalmente entre uno y dos años, siendo muy
segura porque siempre hay una propiedad que queda a nombre del inversionista,
por lo tanto, el riesgo de perder el capital invertido es prácticamente
cero. No obstante, hay menor liquidez.
También están los créditos con garantía inmobiliaria o
con aval de una SGR (Sociedad de Garantía Recíproca), que están avalados por un
certificado de fianza y en caso de que la pyme no pague la deuda, los fondos de
la SGR van a cubrir la inversión, con fondos de Corfo.
En el país, tanto como en el mundo, estamos
atravesando un escenario bastante incierto y difícil, pero la innovación y el
emprendimiento no se detiene. Así lo confirma el crecimiento de 11,5% en la
creación de empresas (a través del sistema electrónico) al noveno mes del año
en relación al mismo periodo de 2019.
Por lo tanto, es relevante y necesario poder asistir y respaldar a las pymes, otorgando financiamiento a las que no logran obtenerlo con las instituciones bancarias. En esa línea, el optar por alternativas como el crowdfunding es invertir con sentido.
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