Según estimaciones de la Encuesta Nacional de Empleo
del INE, en Chile los ocupados en el sector productivo silvoagropecuario
representan el 5% de todas las ramas de la actividad económica nacional. De
ello, el porcentaje de mujeres ocupadas corresponde al 24,2% del total de
trabajadores mientras que los hombres ocupan el 75,8%. Juanita es una de ellas.
Tiene 57 años y es una madre orgullosa de su hijo
adolescente que también vibra por su granja, frutales, aves y flores emplazadas
en cuatro hectáreas muy bien administradas. Su crianza, cuenta, se gestó en la
tierra junto a su familia que le enseñó el oficio que hoy le permite generar
sus recursos mes a mes.
Sin embargo, “siempre es bueno modernizarse, así que
había que atreverse a cultivar nuevos productos. Postulé a la Fundación para la
Innovación Agraria para ampliar mis cosechas con kale, acelgas de colores y
tatsoi y ahora ya tengo más oferta novedosa para vender. Toda campesina debe
tener de todo un poquito en la tierra porque si algo le falla, no se queda sin
recibir recursos”, detalla Juanita.
Hace unos días la ministra de Agricultura, María
Emilia Undurraga visitó su hogar y emprendimiento junto con el seremi de la
cartera, Hans Curamil, y el representante de FIA en la región, José Rüth.
"La mujer es un actor y motor clave para la
agricultura, ya que genera un gran aporte para el desarrollo de nuestro Chile
rural. Son miles las mujeres que lideran emprendimientos o grupos asociativos
de producción agrícola, logrando autonomía económica y empoderamiento, pero
también lo más importante para ellas: mejorar la calidad de vida de sus
familias.
Por otro lado, es innegable el gran aporte que todas ellas realizan a la seguridad alimentaria de nuestro país. Tenemos grandes productoras de hortalizas a nivel nacional que cumplen ese rol fundamental para la cadena.
Por eso lo decimos con convicción y orgullo: la participación de las
mujeres rurales es de vital importancia, ya que juegan un importante rol en la
mantención de las culturas, tradiciones, saberes y sabores de nuestras raíces
como país", dijo Undurraga.
El proyecto apoyado por FIA y financiado por el
Gobierno Regional de La Araucanía, le permitió construir un invernadero para
combatir las inclemencias del clima como lluvias y vientos predominantes de la
zona.
Además del sistema de riego y una sala de lavado y
envasado de las nuevas hortalizas con alto valor nutricional, cuya tendencia de
consumo ha tenido un incremento no menor a nivel mundial, pero que
contradictoriamente aún no se han podido establecer en nuestra región.
Se trata de los superalimentos Kale, el tatsoi y la
acelga roja y amarilla aquellas las que pueden llegar a tolerar de mejor forma
las olas de calor y frío y no requieren tanta agua.
La propuesta busca no solo producir tales hortalizas
de gran interés, sino también hacer parte de la solución la entrega de ellas,
facilitando la compra de estos alimentos por parte de personas que tienen poco
tiempo para ir a ferias o vegas, quienes buscan mejorar su calidad de
alimentación, tienen el poder de compra y que por lo general hasta ahora son
profesionales laborantes de servicios públicos, privados y académicos dentro de
Gorbea y Temuco.
El valor agregado es que ofrece productos novedosos
que no se suelen consumir por el barrio, sobre todo "con economía
circular, de forma agroecológica, con mi propio abono. Trabajo con mucho cartón
y paja lo que evita que salga pasto y malezas, reteniéndose la humedad del
suelo, ya que eso les gusta mucho a las lombrices, dejando la tierra blanda que
permite plantar sin necesidad de estar picando los suelos ni mucho menos usar
otros insumos”.
La propuesta de Juanita también responde al complejo
escenario que se vive por el déficit hídrico a causa del cambio climático, uno
de los ejes estratégicos de FIA que busca resolver, a diversas escalas, desde
la innovación y la diversificación productiva.
“Las altas temperaturas y la escasez de agua en algunos sectores es una realidad, sin embargo, debemos ver una oportunidad porque la necesidad de seguir alimentándonos es un hecho y para ello, todo aporte es valioso, más aún si el proceso responde a una responsabilidad de nuestros recursos en toda su cadena productiva, a través de la diversificación de la canasta familiar e impulsado, además por la agricultura familiar campesina”, dijo el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.
El kale, el tatsoi y las acelgas de colores son
considerados superalimentos que entregan vitaminas, nutrientes, minerales,
antioxidantes y proteínas. Esas energías, cierra, Juanita, son las que toda
mujer campesina debe tener, haciendo una analogía con su espíritu emprendedor.
“El trabajo en el campo es sacrificado…en las generaciones anteriores los padres les decían a sus hijos que estudiaran y que fueran a la universidad, que hicieran otra cosa, ya que el trabajo en el campo es muy demandante. Mi llamado a las mujeres es seguir adelante y a innovar, podemos. Nosotras somos las que muchas veces movemos la economía rural”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario