Consolidar a Chile como uno de los principales
productores de avellanas a nivel mundial es el ambicioso desafío que se ha
propuesto materializar la empresa italiana Ferrero a través de la instalación
de una nueva planta integrada de transformación de este fruto en la región de
Ñuble.
Actualmente, la compañía chocolatera, que opera en el país desde hace más de 30 años, a través de su filial agrícola AgriChile, cuenta con plantaciones de avellano europeo y cuatro plantas de limpieza y secado en las regiones del Maule y La Araucanía.
La nueva instalación, implicará una inversión de US$50
millones y espera cumplir con la demanda proyectada para los próximos años.
Según cifras del catastro frutícola Odepa-Ciren, al
2021, se registran en Chile 24.456 hectáreas de avellanas, representando el 7%
del total de las frutas plantadas en el país. En ese contexto, se proyecta un
crecimiento constante de esta superficie, estimando que para 2025 habrán 45 mil
a 50 mil hectáreas.
El proyecto del Grupo Ferrero, en tanto, pronostica
que Chile abastecerá a todas las plantas de proceso de la empresa en Sudamérica
y Norteamérica, posicionándose como el tercer país proveedor de avellanas de la
compañía, después de Turquía e Italia. El aumento de esta producción, además,
tiene como destino China, país donde el consumo ha crecido durante los últimos
años.
El Ministro de Agricultura (s), José Guajardo Reyes,
valoró la incorporación de esta nueva planta en la industria del avellano
europeo y la posibilidad de posicionar a Chile como una de las fuentes
relevantes para el abastecimiento de este fruto.
“Esta acción es una muy buena noticia, ya que
involucra crecimiento y generación de empleo, y, por otra parte, significa que
están confiando en nuestra agricultura, a pesar del complejo escenario mundial
que vive el rubro por causa del cambio climático. Sabemos que existen las ganas
por producir y esta inversión lo demuestra.
Esperamos aumentar la calidad, la productividad, como
también empujar el desarrollo de nuevas plantaciones y procurar la
sustentabilidad del cultivo de avellano europeo”, dijo.
El vicepresidente de Asuntos Corporativos de Ferrero
Internacional, Matteo Mattei, resaltó la importancia de establecer un vínculo
de colaboración y diálogo con las nuevas autoridades chilenas que permitan
encontrar oportunidades de crecimiento económico y productivo para el país.
“Esta importante inversión demuestra el compromiso de largo plazo de Ferrero con el desarrollo de la industria de la avellana en Chile. Esta nueva planta refleja la madurez alcanzada en el desarrollo del cultivo de este fruto, la confianza en el país, y nuestro interés por promover la industria en la zona centro-sur, que tiene características naturales para producir avellana”, señaló Matteo Mattei.
Una de ellas fue la vinculación con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Carillanca, dependiente del Ministerio de Agricultura, a través de un proyecto de mejoramiento del avellano europeo que incorporó tecnologías de vanguardia para incrementar la producción de avellanas, mediante el aumento de la densidad de plantación a partir del uso de portainjertos clonales de bajo vigor, escasa o nula emisión de hijuelos para mejorar la competitividad de la industria.
La directora nacional de INIA, Iris Lobos, valoró la voluntad de la empresa por generar proyectos enfocados en el área de procesos, innovación y sustentabilidad.
“Destacamos su colaboración en financiar nuestro proyecto de portainjertos clonales, que va a producir un cambio importante en el cultivo del avellano, apuntando a la modernización. Esto permitirá evitar el uso de herbicidas, es decir un manejo más sustentable, amigable y respetuoso con el medioambiente y las personas”, dijo.
El director General de AgriChile, Camillo Scocco, en tanto, destacó “el trabajo realizado con instituciones como el INIA, con quienes hemos ejecutado proyectos de investigación, que nos permiten contar con un cultivo de mejor calidad y más sustentable”.
Un portainjerto es una planta que ya tiene desarrollada sus raíces y que se usa para injertar sobre ella un pequeño brote de otra, eliminando el ramaje de la planta original.
Al final de este proceso se logra formar un nuevo árbol frutal que está compuesto de dos individuos que genéticamente son distintos y se clonan, todo esto con la finalidad de crear plantas que puedan tolerar mejor los cambios climáticos actuales.
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