Esto con el objetivo de aumentar la cantidad de hectáreas con
plantaciones de cereales y leguminosas que aseguren la disponibilidad de estos
alimentos en el mercado interno. Esta iniciativa busca aumentar la superficie
con estas plantaciones bajo parámetros de sustentabilidad agrícola; para
ello se implementará un piloto en el que participarán 145 pequeñas
productoras y productores de las regiones de Maule y Ñuble, acreditados ante
este servicio ministerial.
Este instrumento entrega asesoría técnica en dos ámbitos: competitividad
para abordar costos, productividad y comercialización, y sustentabilidad, a
través de equipos de expertos en producción sustentable que impulsarán
prácticas para proteger el suelo e implementar prácticas que eviten la
producción de gases de efecto invernadero.
Para asegurar estos propósitos se entregarán incentivos que
fomentan la aplicación de estos métodos agrícolas. Complementariamente, se
ofrecerán créditos de corto plazo para inversiones prediales (individuales y/o
asociativas) y adquisición de insumos como semilla mejorada y/o certificada que
asegure la producción.
El nuevo programa contará con recursos que llegan a los $9.407.551.000, provenientes del presupuesto de la nación 2023, recientemente aprobado en el Congreso Nacional; cada productor podrá postular individualmente a apoyos en asesorías y créditos por $3.437.000.
Se entregará asesoramiento a 1.875 productores, concentrados entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía, además de recursos para inversiones a 4.000 pequeños agricultoras y agricultores acreditados ante INDAP durante 2023.
La iniciativa proyecta apoyar con incentivos a más de 12.000 pequeños agricultores a 2026.
La implementación de este nuevo programa permitirá la realización de 1.875 asesorías técnicas, distribuidas en el territorio, equivalentes de 2 a 5 unidades operativas por región.
También permitirá el financiamiento de
4.000 proyectos a nivel nacional, para aquellas personas que busquen
complementar el cofinanciamiento de los incentivos prediales, o para acceder a
inversiones de mayor costo.
El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, se refirió a la
actividad y señaló que es “bien histórica (…) tenemos que lograr que sobrevivan
los cultivos tradicionales.
Chile lleva una década bajando en su producción de trigo, de maíz y de
legumbres, pero, felizmente, porque se movilizaron todos los actores, se
entregaron más de $250 mil millones por BancoEstado, INDAP y otras
instituciones, y vamos a revertir esta tendencia a la baja porque
queremos, como dice el programa de gobierno, soberanía y seguridad alimentaria
y empezar a recuperar los cultivos tradicionales”.
“Este nuevo instrumento que
presentamos hoy fomenta el uso de un paquete tecnológico sustentable que
permite aumentar la superficie cultivada de estas variedades y hacerlo a partir
de prácticas sostenibles. Queremos que los productores ajusten sus prácticas
agrícolas para ser competitivos frente a distintos escenarios de precios
futuros”, detalló el director nacional de INDAP, Santiago Rojas.
“Con este convenio lo que hacemos es llegar de una manera concreta,
más rápida y con un impacto mucho mayor. Eso es posible gracias a INDAP que
tiene cubierto el territorio y nosotros ahora colocamos a disposición el
conocimiento”, dijo la directora nacional de INIA, Iris Lobos, en alusión a los
especialistas con los que cuentan en rubros como arroz, leguminosas o
fertilidad del suelo.
“Ayuda mucho que todo el trabajo de investigación que nosotros
realizamos por fin llegue de una forma concreta a la pequeña agricultura”,
agregó Rojas.
El escenario -mundial y nacional- ha estado marcado por la crisis que
generó la pandemia por Covid-19, lo que ha motivado una reflexión sobre las
consecuencias en la agricultura, la seguridad y soberanía alimentaria de este
fenómeno.
Por su parte, Patricio Molina, arrocero y triguero de Longaví y
usuario de INDAP, quien disminuyó de 14 a 7 hectáreas el cultivo de arroz
respecto a 2021, debido al aumento de los costos, sostuvo: “esto es muy
bueno para el bolsillo de los agricultores, ya que los costos de siembra, fertilizantes,
herbicidas se han elevado mucho.
Este programa, nos ayuda a mejorar el sustento de nuestras familias. Y como la situación está difícil para nosotros, la entrega de semillas es una buena medida para nosotros, porque nos ayuda a sacar mejor producción”.
Cifras de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) muestran
que la superficie sembrada de cultivos anuales presenta una disminución a nivel
nacional.
Al comparar la temporada 1979/80 respecto de su símil 2021/2022 se observa que el total de hectáreas va en descenso: el trigo disminuye de 545.740 a 187.878 hectáreas; el maíz baja de 109.600 a 55.122; el arroz cae desde 28.230 a 20.712. A su vez, el poroto desciende de 25.870 a 6.230; el garbanzo de 3.840 a 101; las lentejas de 910 a 1.346; y la papa de 56.000 a 36.573.
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