Si ser mujer en Chile ya es difícil, ser mujer, emprendedora y jefa de hogar lo es aún más. Según el Ministerio de Economía, mensualmente, en nuestro país se crean alrededor de 13 mil empresas y sociedades.
Si proyectamos esa cifra a doce meses son 156 mil las empresas y sociedades creadas anualmente, unas por necesidad y otras por oportunidad.
En el primer tipo, las empresas y pymes son, generalmente, lideradas por
las mujeres que están desempleadas o aquellas a las que no les alcanza el
dinero para llegar a fin de mes. En estas aguas es donde navegan muchas
mujeres, porque la mayoría de ellas emprenden porque lo necesitan y no por otra
razón.
En cambio, quienes se mueven en el mundo de la “oportunidad” son las
personas que detectan una necesidad y la aprovechan para crear algo
innovador. Ellas tienen recursos, están más instruidas y
-generalmente- son hombres que apuestan, principalmente, por empresas
tecnológicas o digitales.
Si bien, las mujeres tenemos una participación de 37,7% en la creación de empresas y sociedades, una tasa que ha ido creciendo año a año, de todas formas, resulta mucho más difícil para nosotras tomar esta ruta, entre otras cosas, porque hay poco conocimiento sobre las herramientas, fondos concursables, capitales, charlas y capacitaciones disponibles.
A ello, debemos
sumar las tareas domésticas y asociadas a la maternidad, que hacen que tengamos
menos tiempo para dedicar al emprendimiento. Aun así, nos las ingeniamos.
Lamentablemente, no todas las mujeres están al tanto siquiera de la existencia
de las herramientas disponibles. Por eso, es trascendental que las entidades
públicas sigan ayudando para -como mujeres emprendedoras- podamos crecer y
tengamos más acceso a los instrumentos que necesitamos para avanzar.
Aunque ser emprendedora y jefa de hogar no es un desafío menor, con dedicación y esfuerzo podemos alcanzar el éxito en ambas áreas. Organizarse es la clave. En lo personal, como mamá emprendedora y jefa de hogar, siempre estoy tomando nota para planificar y lograr establecer prioridades.
Además, para
quienes ejercen un cargo importante o lideran su propia empresa, la
capacitación constante es indispensable, tanto como mantener siempre la actitud
positiva.
Como mujeres no debemos tener miedo de pedir ayuda, mucho menos la colaboración de nuestros seres queridos y amigos. Podemos ir delegando tareas, partiendo por las labores más cotidianas en el hogar, para así concentrarnos en nuestros emprendimientos. No es fácil equilibrar las responsabilidades personales con las empresariales, pero con una buena planificación y organización sí que podemos.
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