Según
Cristián Montero, socio fundador de Adactiva, debido a que la medida se aplicará gradualmente,
para llegar recién en 2028 a una jornada laboral de 40 horas semanales, hay
tiempo para prepararse.
“Tenemos
que adaptar la organización y los productos internos a la nueva jornada
laboral, obviamente, sin afectar la calidad ni la continuidad del servicio que
se entrega o el nivel de productividad”, comenta.
En
este contexto, la gerente de Operaciones de Adactiva, Dubraska Jara,
explica que las empresas tendrán que capacitar a los trabajadores y
supervisores en nuevas habilidades y competencias para que puedan
gestionar el tiempo y el trabajo en equipo en forma más eficaz.
“Adicionalmente, se
tienen que revisar todos los contratos laborales y las políticas internas para
ajustarlas a estos nuevos cambios”, afirma.
Algunas
de las medidas de flexibilización que sugieren los especialistas en recursos
humanos y contables para las pymes son: pactar -de común acuerdo- jornadas
de 4x3, es decir, trabajar cuatro días laborales a la semana y descansar tres.
Además, se pueden compensar las horas extraordinarias con hasta cinco días
adicionales al descanso largo.
“También
hay que considerar la facultad que se le da a las madres, padres o cuidadores
de menores de 12 años para anticipar o retrasar el inicio o salida del trabajo
en 2 horas. Este cambio de jornada debe estar escriturado en un anexo de
contrato, donde se especifique el horario y desde cuándo comenzará a regir, de
común acuerdo entre el empleador y el trabajador”, detalla Dubraska Jara.
Pero, los
beneficios son múltiples. La especialista de Adactiva asegura que la nueva
norma podría mejorar el clima laboral y la motivación de los trabajadores;
aumentar la productividad y la eficiencia al impulsar la optimización del
tiempo y los recursos disponibles; y potenciar la innovación y la creatividad,
al dejar más horas libres para desarrollar los intereses y las capacidades
personales, de los trabajadores.
Además,
la “Ley de las 40 horas” podría reducir el cansancio, los errores, las tasas de
accidentabilidad y las ausencias. “Esto se traduce en mejor salud, es decir, se
tendrá una fuerza laboral saludable que traerá mayor productividad a las
empresas”, concluye Dubraska Jara.
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