Tratar de adaptarnos. No es como en otros lugares donde la tierra es más fértil, no tan salina. Acá la sal está, se ve”, cuenta Jesusa Quispe Calisaya, agricultora familiar campesina de Alto Azapa, al interior de la Región de Arica y Parinacota.
El Grupo de Extensión Tecnológica de INIA Ururi del
Ministerio de Agricultura ayuda a una quincena de agricultores y agricultoras a
cultivar verticalmente usando exclusivamente sustrato de la cáscara de palmeras
de coco.
La agricultura vertical es una práctica donde las
plantas son producidas en capas apiladas verticalmente. Este método de
horticultura busca maximizar la utilización del espacio de producción lo que
permite producir más plantas en el mismo espacio. Y en el caso de Arica, se le
suma la hidroponía que tiene el potencial de producir cultivos todo el año.
El Subsecretario de Agricultura, José Guajardo Reyes visitó recientemente el predio “En el Valle de Azapa, pequeños productores del norte de Chile, del Altiplano, han logrado con apoyo del INIA trabajar sus tierras que antiguamente eran sólo tierra inerte, arenal y seca, y las transformaron en un hermoso vergel con gran variedad de productos.
El trabajo
en frutillas con alta tecnología, sustratos y paneles solares es realmente
impactante”, comentó.
Con una inversión de 15 millones de pesos
aproximadamente para operación, mantención y extensión de las tecnologías
aplicadas, la Subsecretaría permitió mantener este proyecto originalmente
financiado por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) que
beneficia directamente a 41 familias agricultoras del sector Alto Azapa.
Para la Secretaria Regional Ministerial de Arica y Parinacota, Ana Cecilia Rojas este sistema es un ejemplo de cómo la agricultura familiar campesina del territorio, mayormente de edad avanzada y de origen aimara, se aventura en el aprendizaje de nuevas tecnologías disponibles en el mundo y dominar las técnicas del desierto para poder generar agricultura.
“El sistema de cultivo sin suelo se realiza a través de unas bolsas rellenas con fibra de coco, fibra natural extraída de la cáscara, sustrato que permite sostener a la planta sin vinculación con la tierra. Son rectangulares y vienen con los espacios específicos para poner los cultivos, pero requiere disponibilidad y sistema de precisión de riego para su manejo”, detalla.
Jesusa Quispe sueña con “un mejor manejo de suelo, una
producción más limpia y mejor sistema de riego para enfrentar la escasez de
agua que se viene. Ir mejorando, aprendiendo y usando nuevas tecnologías”.
La eficiencia en este tipo de sistemas permite ahorrar hasta un 90% en recursos hídricos y uso de fertilizantes. Además, el empleo de energía fotovoltaica beneficia la independencia y el impacto ambiental.
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