El gerente de la cooperativa, Wilfredo Cruz Muraña
cuenta que “esta es una cooperativa indígena que produce aproximadamente 15 mil
botellas al año, es un trabajo que ya lleva hace 12 años comenzaron 50 personas
que hasta el día de hoy llegaron a ser 15, luego aumentaron y están cultivando
sobre los 2400 metros del nivel del mar.
Están cultivando más cercano a las estrellas, haciendo
una agricultura aeróbica en pueblo originario y así también sacando a
enorgullecerse del vino de altura para Chile.
Para los habitantes de Toconao, la técnica de vinificación
del criollo es una herencia de los abuelos, quienes durante centurias habrían
practicado dicho cultivo que requiere de paciencia.
El proceso parte con el filtrado de los mostos en un
tejido de cañas llamado zarzo, los cuales junto a la borra son fermentados en
un cántaro o vilque de greda, comenzando su fermentación alcohólica en ausencia
de aire, guardado la bebida bajo tierra. Bebida artesanal que antes sólo
circulaba entre los vecinos y parientes y se repartía en carnavales y
ceremonias.
Es relevante decir que los conquistadores dejaron la
viña país y también la Moscatel, pero la cooperativa ha introducido Malbec,
Syrah, Petit Verdot, entre otras cepas y producen un vino de alta calidad,
tanto blanco como tinto desde el desierto optimizando el agua, combatiendo el
viento y el sol fuerte.
Los diversos pueblos Lickan Antay fueron grandes
productores de fruta, también incluso producen maíz, quinua, orégano, papa. Contaban
las abuelas y abuelos de Toconao que eran grandes productores de peras
manzanas, frutales, membrillo para Chuquicamata y Calama”, señaló la autoridad.
El presidente de la Cooperativa de Viñateros, Wilfredo
Cruz relata que los esfuerzos por lograr un producto de calidad han contado con
apoyo público privado porque han demostrado que ellos realizan un buen trabajo.
“Este proyecto parte con mucha esperanza porque nos
ayuda una minera, como es SQM, empieza a aportar algunos socios, algunos más
algunos menos, pero es independiente, pero el Estado recién después que
logramos algunos reconocimientos internacionales como una medalla en Italia,
recién el Estado empieza a aportar. Indap nos aporta con asesorías, pero yo
quiero recalcar que esta agricultura crece bajo la sombra del agricultor. Por
eso es por lo que tenemos socios que tienen 10 años y todavía no producen ni un
kilo y con socios con 3 años comprometidos, ya están produciendo bien”.
Por su parte, la directora regional de Indap de Antofagasta, María Loreto Pacasse destacó que “acá estamos en un ejemplo donde la unión hace la fuerza. Acá la cooperativa que una a agricultores de Toconao y en general de San Pedro y de otros lugares ha producido un vino de buena calidad. Nosotros como Indap estamos muy felices porque nos invitaron a esta iniciativa.
Estamos cooperando con por ejemplo con asesoría
especializada para que obviamente los productos sean mejores para que entremos
también al mercado internacional a través de los sistemas de venta en Internet.
La Idea es que nuestros productos nacionales les podamos dar un valor agregado.
Eso es lo que Indap está haciendo”.
La organización, además, está trabajando con el fin de
desarrollar un Turismo Rural Local, donde se priorice el trabajo de la
agricultura de altura y desértica, ligada a la Ruta del Vino Ayllu, con el fin
de lograr un producto turístico de calidad que sirva de elemento diferenciador
de la oferta tradicional de turismo de masas, impulsando el desarrollo
económico y cultural de la zona.
Bajo un modelo de turismo sostenible, vinculado a la identidad del territorio, el patrimonio histórico, la cultura y el bienestar de las personas.
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