La minería es señalada como la principal actividad económica de Chile y en ese sentido, resulta necesario establecer metodologías que permitan precisar y detallar su aporte a la economía en forma directa pero también indirecta.
En términos directos, la minería ponderó un 6,3% en el 1996 y 14,6% del PIB en el 2021, medido a moneda corriente, con un promedio de 10,3% en los últimos 26 años.
Al igual que en las ediciones
precedentes, el objetivo de este documento es aplicar una metodología objetiva
para cuantificar los impactos directos e indirectos que genera la minería, de
manera de identificar su evolución en el tiempo y la capacidad de la actividad
para generar valor económico en toda su cadena de valor.
Si bien, los efectos indirectos que genera
una actividad económica son variados, en este estudio se estiman los efectos
inducidos atribuidos a las compras intermedias y por el proceso de inversiones.
Se utiliza como metodología el modelo de Leontief de matrices inversas.
Esta metodología implica hacer algunos
supuestos de diseño de las matrices inversas, debido a que asigna todas las
producciones secundarias a la actividad principal.
Dentro de los efectos inducidos de la
actividad minera, están aquellos generados por las inversiones mineras
(formación bruta de capital fijo) y asociadas a las industrias manufacturera,
construcción y servicios empresariales. Un aspecto metodológico a considerar, es
que no se consideran los efectos indirectos que la minería “auto induce” en su
propio sector.
De igual forma, por razones de alcance, no se consideran los efectos inducidos atribuidos a compras realizadas por los trabajadores y dueños de capital, y el gasto público. Entre los años 2008 y 2019, el sector minero se desplazó desde el cuadrante que agrupa a los sectores independientes hacia el de los sectores impulsores.
Es decir, la minería fortaleció su efecto
de arrastre, convirtiéndose en un dinamizador de la economía a partir del año
2015, pero manteniendo un bajo encadenamiento hacia adelante. En cuanto a los
efectos multiplicadores de la minería como sector, se mantiene la tendencia
creciente observada en las ediciones pasadas de este estudio.
Entre los años 2008 y 2019, el
multiplicador del PIB minero pasó de US$1,45 a US$ 1,96. O dicho de otra forma,
en el año 2008 por cada dólar de PIB directo, la minería indujo indirectamente
US$ 0,45 en otros sectores.
El sector que se ve mayormente inducido
por la inversión y la compra de bienes y servicios para la producción de bienes
mineros son: la intermediación financiera y los servicios empresariales. La
preponderancia de la minería en dicha industria se ha acrecentado durante el
periodo analizado, ya que su efecto inducido total alcanzó los US$ 0,33 por
dólar de PIB directo en el periodo 2014-2019.
En el otro extremo las industrias menos inducidas son los servicios personales y la Administración Pública.
En particular y al analizar los efectos inducidos del sector de la minería del cobre, las actividades de arquitectura e ingeniería, generación y transmisión eléctrica representan el 31% del efecto inducido generado por la minería del cobre a partir de las compras intermedias.
Por otro lado, la construcción de obras de
ingeniería civil representa, por sí solo, el 42,2% del efecto inducido generado
por las inversiones de la minería del cobre.
Comparativamente, el efecto multiplicador
PIB del sector minería, en su conjunto, es superior que el efecto que ejerce
por si sola la minería del cobre en otras actividades económicas
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