Ingeniero
civil industrial de la Universidad de Atacama, Pablo trabajó en distintas áreas
comerciales hasta que hace 10 años decidió iniciar el camino del emprendimiento
con la tienda de productos gourmet Sol Limón, en Copiapó.
Ahí
conoció las nuevas tendencias de alimentación saludable, lo que buscaban los
consumidores y los diferentes formatos de productos, e hizo el clic para darle
valor agregado a la producción de olivas que sus padres realizaban de manera
artesanal en su pequeño predio de una hectárea en el sector El Pino de Huasco.
Así
nacieron varios prototipos de productos con aceitunas, los que comenzó a
testear para dar con los que tuvieran mejor experiencia de sabor, además de
determinar sus propiedades nutricionales. Junto con presentarlos a diversas
instituciones, como INDAP, ProChile y Sercotec, para llevarlos a un formato
comercial y formalizar este trabajo, también surgió la marca del negocio:
Violive, por las olivas de Violeta, su madre.
“La
producción de aceitunas venía desde hace muchas generaciones en la familia,
pero era muy pequeña, no había recursos y tampoco teníamos posibilidades de
hacer aceite de oliva, así que debíamos buscar otra forma de darle valor
agregado a nuestra materia prima. Así sumamos mi experiencia y lo que estaban
haciendo en forma tradicional mi madre y mi padre”, dice Pablo.
Los
primeros productos vieron la luz a fines de 2016 y en 2018 comenzaron a
comercializarlos de manera formal a través de su sitio web, en ferias, en la
Tienda Mundo Rural del Centro Cultural La Moneda y en locales gourmet de
diversos puntos del país.
Hoy
en su catálogo ofrecen, además del premiado Violive Original, otros tres
aderezos: Onix (solo aceituna), Candela (aceituna, cebolla morada y ají cacho
cabra) y Eclipse (aceituna, cebolla morada y semilla de maravilla tostada),
además de un snack de aceitunas deshidratadas.
“Siempre
pensamos que a las aceitunas se le podían dar nuevos usos. En un sabor que
gusta o no gusta, y por eso quisimos incorporar la cebolla morada, el ají y las
semillas de maravilla para ampliar el espectro de sabores”, dice Pablo.
“Como
se trata de un producto nuevo, comparten en su web e Instagram videos y recetas
para enseñar cómo ocuparlo en omelettes, ensaladas, pan, ceviche y otras
preparaciones”, agrega Pablo Carvajal.
Una
vez que generen más demanda esperan asociarse con alguna empresa de courier
para obtener precios preferentes, adquirir nueva maquinaria y trabajar junto a
otros pequeños productores del Valle de Huasco “para hacer crecer juntos
nuestra zona”.
Sobre el premio obtenido por su innovación, Pablo afirma que “fue sorprendente, una validación al trabajo realizado y un aliciente para llegar con nuestros productos a nuevos mercados”.
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