Problemas de
capacidad, tensión comercial entre China y EE.UU. e importación de autos
eléctricos en contenedores: ¿cómo se explica el alza de precios en los fletes
marítimos?
Por Alberto
Oltra, CEO de DHL Global Forwarding en Sudamérica.
El comportamiento
del comercio internacional sigue transitando por rutas inestables. Y es que la
red interconectada y compleja del intercambio entre naciones está lejos de
encontrar un equilibrio, y las razones son muchas. Pero, ciertamente, el
escenario geopolítico y la alta demanda de Europa/Estados Unidos son aspectos
que pueden explicar cómo el costo de los fletes está al alza y cómo esto
impacta en los distintos mercados de Latinoamérica.
Contra todo
pronóstico, estamos atravesando un “relajo” del mercado en cuanto a espacio y
fletes. En julio, los fletes han estado a la baja y el espacio disponible ha
aumentado significativamente. Esto se debe a que los carriers han volcado
transitoriamente más capacidad en la ruta Asia-MX con extraloaders. Sin
embargo, esta situación es temporal y se espera que las tarifas vuelvan a subir
una vez que estos extraloaders dejen de operar.
Hay que tener
claro que en un mundo interconectado como el de hoy, lo que pase en otros
continentes puede impactarnos directa o indirectamente. La situación actual
está provocada por los cambios: mar Rojo, aumento de demanda por parte de
EE.UU. y Europa con fines de reposición, los niveles de agua en el Canal de
Panamá, la importación de autos eléctricos en contenedores (antes en buques
Ro-Ro) y la tensión comercial entre EE.UU. y China, por mencionar algunos
aspectos.
Esto último es
particularmente “estresante”, ya que para evitar aranceles estadounidenses,
México ha aumentado el volumen de importación desde China, posicionándose como
el principal proveedor de bienes importados a Estados Unidos, con un aumento
del 5% en el valor de sus exportaciones, mientras que la importaciones chinas
disminuyeron un 20% debido a las tensiones comerciales. A medida que la demanda
de bienes manufacturados en México crece, también lo hará la demanda de
servicios de transporte marítimo para mover estos productos hacia Estados
Unidos. Esto podría incrementar las tarifas de fletes debido a la mayor demanda
y a posibles cuellos de botella en la capacidad de transporte.
Además, otro de
los hitos que provocan el quiebre es que los buques portacontenedores que pasan
por el Canal de Suez empezaron a recibir ataques de pequeñas embarcaciones
piratas, que buscan secuestrarlos y/o robar la carga. Debido a este tipo de
situaciones, como ha ocurrido con los Hutíes en el Mar Rojo, los dueños y
armadores tomaron la determinación de no pasar más por ese canal y darse la
vuelta larga por el canal Cabo Esperanza, en Sudáfrica.
Desde ahí,
empieza un desequilibrio a nivel logístico y global de las rutas, marcando un
antes y un después en tiempos de tránsito y, por ende, tarifas marítimas.
Impacto global:
cambio en la rotación
Frente a una
situación así, los transportistas (carriers) deben ajustar la rotación de
servicios de sus buques, lo que afecta la disponibilidad de espacio para
ciertos tráficos. Esto provoca un aumento en el tiempo de tránsito debido a las
contingencias en varias rutas comerciales, aumentando la demanda de buques para
cumplir con las salidas y servicios programados (semanales o bisemanales) y, al
mismo tiempo, reduciendo la oferta disponible.
Frente a este
escenario, los transportistas deben ajustar la rotación de servicios de sus
buques, lo que reduce la capacidad de carga y oferta en los servicios. Este
ajuste, conocido como Blank Sailing, implica la cancelación programada de un
viaje por parte de una naviera o consorcio de navieras.
En países como
Chile, esta situación ha llevado a adelantamientos en las importaciones, con un
pico de carga que tradicionalmente ocurría en septiembre-octubre moviéndose a
meses anteriores para evitar problemas logísticos. Esta alta demanda y la
reducción de la oferta de espacio disponible aumentan significativamente los
precios de los fletes marítimos. Para Chile, este incremento se traduce en
mayores costos de importación, afectando a diversas industrias y,
potencialmente, al consumidor final
¿Hacia fin de
año?
Vemos una
desaceleración importante de la situación a partir de agosto-septiembre. El
problema en sí no es una gran demanda, sino que más bien una escasez de oferta
de fletes. Y en la medida que estas disrupciones empiecen a regularizarse, los
transportistas deberían bajar los precios.
Alberto Oltra, CEO de DHL Global Forwarding en Sudamérica. |
Esto es un cambio en el uso y costumbre
Ro-Ro, ya que implica una logística distinta, desarrollando racks y nuevas
formas de colocarlos.
Hoy el desequilibrio es global, donde la escasez de oferta de buques, provocada por demandas específicas, está desatendiendo el tráfico de Sudamérica y dejando menos capacidad de carga. Esperamos que la situación continúe hasta el Año Nuevo Chino 2025, ya que el reabastecimiento pasará sin interrupciones a la temporada alta, posiblemente con una pequeña baja después de la Semana Dorada.
Después de esto, el auge de carga podría terminar, pero veremos una
reorganización de las alianzas, lo que significará nuevamente cancelaciones de
navegaciones, omisiones de puertos, cambios de horarios y, como resultado,
menos capacidad disponible.
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