"Durante muchos años hemos visto que este tipo de delitos eran sancionados de manera vergonzosa con clases de ética", afirmó el presidente de la República, Gabriel Boric, durante la promulgación de la primera parte de la Ley de Delitos Económicos y Medioambientales el año pasado.
Según el mandatario, esto
generaba desconfianza en la población, que percibía una sensación de injusticia
y trato especial hacia quienes cometían actos ilícitos de "cuello y
corbata", aun cuando se tratara de fraudes millonarios.
El nuevo cuerpo legal,
cuya segunda parte fue promulgada este mes, establece penas más significativas
y define cerca de 250 nuevos delitos. Estas penas afectan tanto a personas
naturales como jurídicas, incluyendo a toda la cadena de valor de estas últimas:
desde el directorio, colaboradores, hasta proveedores y prestadores de
servicios externos.
Este marco legal no solo busca
prevenir delitos económicos en entidades privadas y públicas, sino también
evitar pérdidas económicas considerables. Además, la contabilidad se convierte
en un área crítica, en la que no se puede permitir ningún descuido.
Paralelamente, la Ley Karin,
que sanciona el acoso y la violencia laboral, ha acelerado el desarrollo del
compliance en Chile. Este concepto, que lleva tiempo preocupando a las empresas
a nivel mundial, se refiere a los procedimientos y prácticas que adoptan las
firmas para detectar riesgos legales, estableciendo mecanismos de prevención y
control para evitarlos o corregirlos.
Mantener un sistema de
compliance robusto es ahora esencial, ya que puede servir como atenuante en
caso de enfrentar procesos legales, y es aplicable tanto a grandes empresas
como a pequeñas, incluso si sus sistemas legales o contables están externalizados.
El cumplimiento de cada
normativa no será tarea fácil, debido a múltiples factores como el
desconocimiento, la mala práctica de priorizar la rentabilidad sobre la
legalidad, y la falta de comunicación entre los colaboradores.
Por esta razón, es
recomendable que las empresas busquen asesoría especializada y adopten la
tecnología adecuada. De esta forma, podrán minimizar riesgos legales y
enfocarse con mayor energía en su gestión.
En un entorno de creciente
rigor legal, el compliance se presenta no solo como una herramienta de
protección contra sanciones, sino como una oportunidad para fortalecer la
confianza y reputación de las empresas en el mercado, asegurando su
sostenibilidad a largo plazo.
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