Con una ceremonia celebrada la semana
pasada, la comunidad Yabricollita abrió una nueva oportunidad para extender las
fronteras de su patrimonio textil a todo Chile y el resto del mundo.
Desde www.arteyabricollita, tienda virtual donde se podrán
encontrar las creaciones más emblemáticas de Yabricollita como la chuspa,
también conocida como wistilla, una bolsa utilizada ancestralmente para
guardar yerba y acompañar las largas jornadas en el altiplano; y la lijilla,
un manto a medida usado en ceremonias y rituales ligados a la naturaleza y los
dioses. Estas piezas no solo representan utilidades prácticas, sino también
profundos lazos culturales con su entorno y espiritualidad
Cada tejido de la comunidad Yabricollita
refleja la rica cosmovisión andina, resultado de la confluencia de influencias
a lo largo de los siglos, entre las que destacan los imperios Tiawanaku e Inka.
La combinación de líneas y colores plasma un lenguaje visual único,
cuidadosamente transmitido en cada pieza elaborada.
Desde el cuidado de alpacas y llamas para la obtención de lana, hasta el hilado y tejido de piezas únicas, sus productos destacan por la calidad de los insumos y una técnica perfeccionada a lo largo de miles de años.
No manejan máquinas ni artilugios modernos, su herramienta
principal son sus manos.
La comunidad ha enfrentado grandes desafíos en su esfuerzo por mantener vivas estas tradiciones, conviviendo con el desarrollo de la minería, la modernización de Iquique y los cambios propios del avance urbano.
En este contexto, han trabajado en alianza con la empresa
Collahuasi, consolidando un diálogo respetuoso que equilibra el cuidado del
territorio con el progreso.
“Buscamos que se respeten nuestros
derechos como habitantes ancestrales, siempre abiertos al diálogo y la
cooperación”, señala uno de los representantes de la comunidad.
“Queremos que todos conozcan nuestro trabajo y tengan en sus manos un pedacito de nuestra cultura ancestral”, comenta una de las tejedoras de la comunidad, quien además es una de sus mayores portadoras de saberes tradicionales.
“Las mujeres aymara aprendimos desde pequeñas el oficio del hilado, torcido y tejido de la lana. A través de esto se expresa nuestra cultura.
Nuestro propósito es traer al presente a nuestros
ancestros y con todos construir un futuro de buen vivir para la humanidad”
complementa otra tejedora de la comunidad.
A través de su dedicación y resiliencia, la comunidad Yabricollita continúa tejiendo un puente entre el pasado y el presente, manteniendo vivo el legado Aymara en el corazón del altiplano.
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