El debate reciente sobre la competitividad agrícola en América Latina ha vuelto a instalar una pregunta clave: ¿en qué posición se encuentra Chile dentro de un sector global que cambia aceleradamente? La respuesta exige mirar más allá de titulares coyunturales y observar el contexto internacional.
Hoy, la agricultura y las cadenas de suministro operan bajo crecientes tensiones geopolíticas, nuevas barreras no arancelarias, y la presión simultánea de la crisis climática, hídrica y de biodiversidad.
Aun así, o precisamente por ello,
Chile ha sabido construir un liderazgo sólido en los mercados globales,
combinando calidad, cumplimiento regulatorio y una estrategia exportadora
basada en sostenibilidad.
En el
ámbito frutícola, nuestro sello histórico, Chile continúa siendo uno de los
actores más relevantes del hemisferio sur. En frutas frescas y frutos
comestibles[1],
Chile se mantiene como segundo mayor exportador de América Latina y el Caribe,
con envíos que alcanzaron a más de US$ 8.2 millones en 2024, por encima de Perú
y solo detrás de México.
En productos pecuarios, un segmento muchas veces menos visible, Chile también ocupa un lugar estratégico. En el comercio regional de carnes[2], Chile se ubica entre los cuatro principales exportadores de América Latina, integrado en un grupo reducido de países con acceso sanitario a mercados de alto estándar.
De forma similar, en lácteos[3],
aunque no lideramos el ranking regional, Chile se sitúa como sexto mayor
exportador de lácteos de América Latina y el Caribe, detrás de Argentina,
Uruguay, México, Brasil y Nicaragua, pero por encima de Costa Rica y Perú.
El sector
forestal confirma esta trayectoria. Respecto a la madera, manufacturas[4]
y celulosa y pastas de madera[5],
Chile es el segundo exportador más importante de América Latina, superado solo
por Brasil.
Este es, en definitiva, el lugar donde estamos: un país que compite en los mercados más sofisticados del mundo, que aporta estabilidad a las exportaciones regionales y que sostiene su posición no por volumen, sino por calidad, cumplimiento y visión estratégica.
Para Chile y para nuestra agricultura, el desafío no es
imitar modelos ajenos, sino profundizar el propio: fortalecer la innovación
aplicada, acelerar la transición sostenible, desarrollar políticas públicas con
enfoque territorial y acompañar a productores y productoras en los cambios que
exige el comercio global.
[1] 08 Frutas y frutos comestibles; cortezas de agrios
(cítricos), melones o sandías. (TradeMap)
[2] 02 Carne y despojos comestibles. (TradeMap)
[3] 04 Leche y productos lácteos; huevos de ave; miel
natural; productos comestibles de origen animal. (TradeMap)
[4] 44 Madera, carbón vegetal y manufacturas de madera.
(TradeMap)
[5] 47 Pasta de madera o de las demás materias fibrosas celulósicas; papel o cartón para reciclar. (TradeMap)

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