El comercio internacional de América Latina
y el Caribe tendrá una pronunciada caída de 23% en 2020, más de la anotada
durante la crisis financiera de 2009 -cuando disminuyó 21%- como consecuencia
de los efectos económicos derivados de la pandemia del coronavirus (COVID-19),
informó hoy la CEPAL en un nuevo informe.
La Secretaria Ejecutiva de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, dio a
conocer en conferencia de prensa el Informe especial COVID-19 N⁰ 6 de la
institución, titulado Los efectos del COVID-19 en el comercio internacional y la
logística, en el cual proyecta que el valor de las exportaciones regionales
se contraería -23% este año y el de las importaciones -25%, cifra también
superior al -24% anotado durante la crisis financiera de 2008-2009.
La disminución se da en un contexto global
en el cual el comercio mundial acumula una caída de 17% en volumen entre enero
y mayo de 2020. América Latina y el Caribe es la región en desarrollo más
afectada por esta coyuntura y estará marcada principalmente por los retrocesos
en los envíos de manufacturas, minería y combustibles.
El desplome del turismo (-50%) arrastrará a
las exportaciones de servicios, especialmente del Caribe, mientras que el
comercio intrarregional mostrará también una fuerte contracción de -23,9%,
especialmente de manufacturas. Todo esto resultará en una pérdida de
capacidades industriales y una reprimarización de la canasta exportadora de la
región, advierte el informe.
“Profundizar la integración regional es
crucial para salir de la crisis. Con pragmatismo, debemos rescatar la visión de
un mercado latinoamericano integrado. Además, la región debe reducir costos
mediante una logística eficiente, fluida y segura”, señaló Alicia Bárcena
durante la presentación del informe.
Según el documento de la CEPAL, el valor de
las exportaciones e importaciones de bienes de la región se redujo un 17% entre
enero y mayo de 2020 en comparación con el mismo período de 2019. Ambos flujos
se desplomaron hacia el final del período de cinco meses en 2020, con una caída
interanual del 37% solo en mayo.
En los primeros cinco meses del presente
año se registraron fuertes caídas en el valor de los envíos de América Latina y
el Caribe a Estados Unidos (-22,2%), la Unión Europea (-14,3%) y la propia
región (-23,9%), que conjuntamente absorbieron el 69% de sus exportaciones
totales de bienes en 2019.
Por el contrario, los envíos a Asia han
mostrado una mayor resiliencia. En particular, las exportaciones a China
cayeron menos de 2% entre enero y mayo, y se recuperaron en abril y mayo,
consistente con la gradual reapertura de su economía, lo que constituye un
signo positivo, especialmente para los países sudamericanos exportadores de
materias primas.
Para el año 2020 completo, se prevé que la
mayor contracción de las exportaciones regionales se registraría en las destinadas
a Estados Unidos (-32%) y a la propia región (-28%), en tanto que los envíos a
China caerían solo -4%.
En el análisis sectorial de la región, la
mayor caída entre enero y mayo en comparación con igual período de 2019 fue
anotada por la minería y el petróleo (-25,8%), seguido por las manufacturas
(-18,5%).
En cambio, el sector de productos agrícolas
y agropecuarios marcó una leve alza de 0,9%. Ello refleja la menor sensibilidad
de la demanda de alimentos a la contracción de la actividad económica, al
tratarse de bienes esenciales, indica el reporte.
A nivel de países, el informe de la CEPAL
indica que solo cuatro, todos centroamericanos, aumentaron sus exportaciones
entre enero y mayo de 2020: Costa Rica (2%), Honduras (2%), Guatemala (3%) y
Nicaragua (14%).
Esto se explica por una combinación de
mayores ventas de suministros médicos y equipos de protección personal
(especialmente mascarillas), de productos agrícolas (cuya demanda no se ha
visto tan afectada por la pandemia), y la relativa resiliencia que ha mostrado
el comercio intra-centroamericano.
Las importaciones, en tanto, se reducen en
todos los países en este mismo período (-17,1% en valor promedio regional),
producto de la profunda recesión por la que atraviesa la región.
Particularmente preocupante resulta la
contracción de las importaciones de bienes de capital y de insumos intermedios
(-14,5% y -13,6%, respectivamente), que afectará la tasa de inversión y
comprometerá la recuperación, advierte la publicación.
Por otro lado, el comercio mundial marítimo
de contenedores ha seguido una tendencia descendente desde la irrupción de la
pandemia. En América Latina, la variación interanual en el período enero-mayo
de 2020 fue de -6,1%, con marcadas caídas en abril y mayo.
En consecuencia, se ha producido una caída
del movimiento portuario en gran parte de los puertos de la región (disminución
promedio regional del 1% entre enero y mayo de 2020).
En tanto, el tráfico aéreo regional sufrió
un verdadero derrumbe en este período: -95% en pasajeros y - 46% en carga,
siguiendo la tendencia mundial, mientras que el cierre de actividades
productivas, medidas sanitarias más estrictas y obstáculos administrativos han
frenado también al transporte terrestre.
Según el organismo de las Naciones Unidas,
en una economía mundial más incierta y más regionalizada es crucial profundizar
la integración regional.
Para ello es necesario impulsar cadenas de
valor regionales en sectores estratégicos aprovechando la escala que ofrece un
mercado de 650 millones de habitantes, promover la agenda de “comercio sin
papeles” y un mercado común digital, reducir la vulnerabilidad de la región ante shocks externos,
y generar una interlocución más simétrica con Estados Unidos, China y Europa.
El informe señala que para reconstruir
mejor, América Latina y el Caribe debe reducir sus costos internos y promover
una logística eficiente, fluida y segura mediante el rediseño de la
estrategia de inversión, mayor interoperabilidad de servicios, integración
regional, y el fomento de la inteligencia logística.
“En el actual contexto de elevada
incertidumbre, los países de la región deben emprender acciones que les
permitan reducir sus costos logísticos internos y generar servicios de valor
añadido para elevar su competitividad.
Estas medidas deben ser implementadas de
forma coordinada con otras medidas económicas y sociales, para favorecer una
recuperación económica con beneficios sociales y ambientales”, agregó Alicia
Bárcena.
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