Según el documento, la tasa de
participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la
de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente).
Se calcula, además, que la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 12% en
2020, porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de
participación laboral de las mujeres de 2019.
En 2020, explica el estudio, se registró
una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que
atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de
empleo.
La caída del producto interno bruto (PIB)
regional (-7,7% en 2020) y el impacto de la crisis en el empleo están afectando
negativamente los ingresos de los hogares, plantea el informe presentado en
conferencia de prensa por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. El
organismo regional de las Naciones Unidas estima que alrededor de 118 millones
de mujeres latinoamericanas se encontrarían en situación de pobreza, 23
millones más que en 2019.
“Las mujeres de la región son parte
crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73,2% de las
personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que
enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas
laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la
salud de contagiarse del virus.
Todo esto en un contexto regional en el
que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las
mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7% inferiores a los de
los hombres del mismo sector”, señaló Alicia Bárcena.
En 2019,
previo a la pandemia, alrededor de 13 millones de personas se dedicaban al
trabajo doméstico remunerado (de los cuales el 91,5% eran mujeres). En
total, este sector empleaba a un 11,1% de las mujeres ocupadas en la
región.
No obstante, en el segundo trimestre de
2020 los niveles de ocupación en el trabajo doméstico remunerado cayeron -24,7%
en Brasil; -46,3% en Chile; -44,4% en Colombia; -45,5% en Costa Rica; -33,2% en
México; y -15,5% en Paraguay.
“América Latina y el Caribe debe invertir
en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la
recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de
tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación
tributaria”, afirmó la máxima autoridad de la CEPAL.
En
este marco, Bárcena alentó a los gobiernos a “priorizar en sus estrategias de
vacunación al personal de salud (incluidas
las personas que prestan servicios asociados de limpieza, transporte y cuidados)
y a quienes se desempeñan en los sistemas educativos y en el trabajo doméstico,
en su mayoría mujeres, que son un pilar fundamental para el cuidado y la
sostenibilidad de la vida”.
De acuerdo con el estudio, el cierre de
fronteras, las restricciones a la movilidad, la caída del comercio
internacional y la paralización de la actividad productiva interna han
impactado en las trabajadoras y empresarias vinculadas a los sectores del
comercio, turismo y manufactura.
Por ejemplo, el sector del turismo,
altamente feminizado, en el que un 61,5% de los puestos de trabajo están
ocupados por mujeres, sufrió una contracción importante, que afectó
principalmente a los países del Caribe, donde una de cada 10 mujeres ocupadas
se concentra en este sector.
Durante la presentación del informe, la
Secretaria Ejecutiva de la CEPAL destacó la urgencia de reforzar las políticas
de empleo y asegurar a las mujeres participación en los sectores dinamizadores
de la economía en condiciones de trabajo decente.
Asimismo, enfatizó la importancia de
combinar medidas en apoyo al empleo y la reactivación con medidas de atención
inmediata a la pérdida de ingresos.
En
este contexto, “urge promover procesos de transformación digital incluyentes
que garanticen el acceso de las mujeres a las tecnologías, potencien sus
habilidades y reviertan las barreras socioeconómicas que estas enfrentan, de
manera de fortalecer su autonomía económica”, subrayó Alicia Bárcena, a la vez
que resaltó el reducido esfuerzo fiscal que conlleva la propuesta de canasta
básica digital de la CEPAL (1% del PIB regional) y el enorme impacto que
tendría al conectar a una de cada cuatro mujeres en América Latina y el Caribe.
“Resulta fundamental avanzar en un nuevo
pacto fiscal que promueva la igualdad de género y que evite la profundización
de los niveles de pobreza de las mujeres, la sobrecarga de trabajo no
remunerado y la reducción del financiamiento de políticas de igualdad”, alertó.
“Además de transversalizar la perspectiva de género en todas las políticas de recuperación, se requieren acciones afirmativas en el ámbito de las políticas fiscales, laborales, productivas, económicas y sociales, que protejan los derechos de las mujeres alcanzados en la última década, que eviten retrocesos y que enfrenten las desigualdades de género en el corto, mediano y largo plazo”, concluyó Bárcena.
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