Un grupo de
investigadores presentó un proyecto que busca alargar la vida útil de las
frutillas, uno de los productos más demandados en Chile durante la primavera y
el verano.
Se trata de una innovación que
utiliza levaduras nativas para generar un gas que permitiría mantener la
calidad de la fruta.
Este proyecto, liderado por el
Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), se ejecuta en conjunto con
la Universidad de Santiago de Chile (Usach), casa de estudios que cuenta con
195 cepas de levaduras nativas de Saccharomyces cerevisiae, que tienen la
capacidad de producir gasotransmisores.
El desafío de este proyecto es
prolongar la vida útil de la frutilla después de la cosecha usando levaduras
que sean capaces de sobre producir este gasotransmisor natural.
El sistema de preservación que
se desarrolla se fundamenta en levaduras originarias de entornos enológicos,
las que son sometidas a mejoras genéticas mediante cruzamientos convencionales
para producir un gas capaz de generar un efecto en la vida postcosecha de la
fruta, especialmente en vista de los desafíos asociados a la venta de este tipo
de fruta en fresco.
Cabe señalar que Chile, aunque
es un actor menor en el panorama mundial de la producción de frutillas, destaca
por la calidad de su fruta que se cosecha principalmente en las regiones
Metropolitana y Maule desde mediados de octubre.
Este proyecto busca posicionar
al país mediante soluciones innovadoras, como el uso de biotecnología, para
extender la vida útil del fruto y reducir pérdidas en postcosecha.
¿Qué significa que una
levadura posea la capacidad de producir este tipo de moléculas? Significa
que durante su proceso metabólico puede generar este gasotransmisor natural, el
que es capaz de preservar la calidad de frutas y hortalizas durante su postcosecha
junto con poseer propiedades antimicrobianas.
"La vida útil de la
frutilla es un gran desafío, especialmente en verano. Este proyecto promete
triplicar su duración, lo que será revolucionario para nuestra producción y
comercialización”, comentó Roberto Farías, representante de Agrofrutilla.
El desarrollo tecnológico
final que se va a obtener, es una alternativa económica, efectiva, sostenible y
viable que puede ser implementada tanto por grandes como por pequeños
productores.
Además, su aplicación es
sencilla y no requiere de capacitación especializada y complementa de manera
óptima las condiciones de refrigeración. Esta solución permitirá al productor
garantizar la calidad de la fruta durante un período prolongado al disminuir la
merma de producto no comercializado.
"El avance de la
biotecnología en la agricultura está abriendo nuevas posibilidades para los
productores de frutales y hortalizas”. Sebastián Molinett, experto en
innovación biotecnológica, destacó la necesidad de investigar sobre estas
técnicas que permiten mantener la frescura de la fruta por más tiempo,
minimizando pérdidas y optimizando la comercialización.
“Con la aplicación de estos
avances, la industria podría reducir significativamente el desperdicio de este
producto tan demandado, beneficiando especialmente a los pequeños y medianos
productores".
Cabe mencionar que esta
iniciativa es dirigida por el Dr. Sebastián Molinett, investigador del INIA La
Cruz y es financiada con aportes de la Agencia Nacional de Investigación y
Desarrollo (ANID), Subdirección de Investigación Aplicada (SIA).
Este estudio es ejecutado en conjunto con la Universidad de Santiago donde participa el académico Claudio Martínez, PhD en Biología con especialización en genética y la participación como empresa asociada de Agro Q-Tral, potencial licenciatario de la tecnología.
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